Comparten la dicha de hacer felices a los demás
Antes de iniciar su testimonio, Verónica confiesa no estar segura si son seis o siete los años que tiene administrando endorfina por la vía de la risa a sus pacientes, pero ella toma semejante olvido como una buena señal.
“El tiempo se me ha ido como agua, porque creo que he hecho algo muy bonito”, dice, en referencia a que los minutos se van volando cuando haces algo que te gusta. “Esta labor me fascina por la enorme recompensa que hay detrás de ella”.
Mas ella no se refiere a un premio en metálico o en especie. Ni siquiera es algo tangible. “El premio por regalar un poco de nuestro tiempo consiste en muchos abrazos, sonrisas y sobre todo, las bendiciones que nos desean las personas a quienes atendemos”.
Como enfermera antes de su alter ego de la Doctora Toy, Fernández Cereceres sabe muy bien medir los ambientes generados en los hospitales, y ella aprecia un
cambio positivo en los lugares en que ella y sus compañeros se presentan como médicos de la risa. “Disfruto mucho estas visitas de este lado de los hospitales”, refiere a su personaje.
Otra de las recompensas o máximas satisfacciones que le han quedado a Vero en sus años de experiencia ha sido la enorme cantidad de amigos que ha hecho en la asociación. “He conocido a verdaderos hermanos que comparten conmigo la dicha de hacer felices a los demás”, concreta.