“La risa es el mejor analgésico”
Como todo en esta vida, el ser médico de la risa no es un recorrido por una alfombra de rosas. También es una labor que posee sus dificultades según cada persona. En el caso de Marlene, a veces se le complica compaginar sus trabajos.
Admite que ha habido ocasiones en que, de plano, no ha podido realizar sus rondines como la doctora Molonquito porque es justo el momento en que tiene alguna intervención que se le empalma en su otro trabajo. “Dedicar tiempo a lo que quiero es lo que más se me dificulta”, redondea.
En compensación, ha sabido sacarle partido a su otro trabajo y aplicar sus beneficios en su labor en Medicina Paliativa y del Dolor, de la cual tiene una subespecialidad. “Me ha servido mucho para lo otro ser médico de la risa”, establece.
“Yo era muy cuadrada, muy seguidora de los protocolos, pero aquí me he enseñado a relajarme un poquito, porque he aprendido que sabemos que hoy estamos, pero mañana quién sabe, y que por eso tienes que tener un día feliz”, explica.
“Entré a la asociación buscando un sentido diferente a la vida, y me he encontrado con una agradable familia de locos cuya profesión original no importa. Lo importante aquí no es ser doctor, o licenciado, sino que sepas darle alegría al paciente”, añade.
“La risa es el mejor analgésico”, concluye.