Coloradas de la Virgen, bajo amenaza de caciques y el crimen organizado
Indígenas han sido desplazados y sus recursos saqueados; además no hay presencia de ninguna autoridad que ponga orden
La comunidad indígena de Coloradas de la Virgen es un Estado fallido, debido a que no hay presencia de ninguna institución del estado, sólo en últimas fechas se ha tenido presencia para ejecutar órdenes de aprehensión de los presuntos asesinos de los líderes comunitarios, defensores del bosque, entre ellos Isidro Baldenegro y Julián Carrillo.
Isidro y Julián fueron asesinados, a la fecha se realizan los juicios orales de los presuntos asesinos, los asesinos son hermanos, juicios que son seguidos por la delegación de Brigadas Internacionales de Paz (PBI), quienes también han brindado acompañamiento a las organizaciones civiles que luchan junto con los indígenas contra la invasión y el despojo.
Coloradas de la Virgen se ubica a casi ocho horas de la cabecera municipal de Guadalupe y Calvo, al igual que Choreachi, ambas ricas en recursos minerales y madereros, razón por la cual varios caciques han emprendido la “cacería” de los defensores, ello apoyados de grupos criminales.
Los criminales siembran el terror en la zona, situación que los ha obligado a desplazarse, pero también a buscar un lugar seguro para sus familias, debido a que los homicidios son constantes al oponerse a la tala del bosque.
Los habitantes son indígenas dedicados a las actividades primarias para lograr su subsistencia, donde luchan por sus hijos, nietos y demás familiares.
En Coloradas de la Virgen no hay escuela, Julián, uno de los líderes asesinados, era quien se encargaba de enseñar a leer y escribir a los niños y niñas, responsabilidad que asumió luego de que el Estado ha fallado en su obligación de brindar educación gratuita para los menores y adultos.
En cuestión de salud, hay una alta mortandad, durante el 2018 sólo una vez acudió una caravana de salud. No tienen oportunidad de acceder a un servicio de salud.
Algunos de los habitantes que se encuentran desplazados en otras partes de la sierra e incluso en la capital del estado ansían regresar, pues su cosmovisión es que son como los árboles, tienen pequeños brotes, en esa tierra fueron sembrados y sus hijos están creciendo, por lo que no pueden ni quieren abandonar el territorio.
El grave problema al cual tienen que enfrentarse las familias desplazadas es que no consiguen trabajo y cuando lo consiguen es en casas como trabajadoras del hogar o de cocineras, muy mal pagadas. La esposa de Isidro Baldenegro, María Aurelia Chirivista Lechuga, también se vio obligada a desplazarse, primero de Coloradas de la Virgen hacia San Rafael, en el municipio de Urique, y tras el asesinato a Chihuahua capital, en busca de un mejor sueldo. Todos los desplazados de manera forzada esperan poder regresar a su comunidad.
A la fecha los permisos de aprovechamiento forestal están suspendidos y de nuevo emprenderán una lucha por los recursos minerales, pues existen permisos de explotación vigentes, sin embargo la lucha legal tiene como principal fin el que se les reconozca el derecho a ser los auténticos dueños del territorio en el que viven.