EXCURSIONES DE PRIMERA
ATRÁS QUEDÓ LA IMAGEN DE LOS VIEJITOS ERMITAÑOS; AHORA, LAS PERSONAS DE LA TERCERA EDAD SE CONVIRTIERON EN EXPLORADORES DE LUJO
Desde hace algunos años, los adultos en plenitud comenzaron a ser vistos de una forma distinta: más activos, joviales y deseosos de aventura que antes; por ello, algunos prestadores de servicios se vieron obligados a establecer espacios, mobiliario y material con el fin de seducir al también conocido como grey market.
El turismo no fue la excepción, en 2012 surgió en nuestro país el distintivo G, un reconocimiento que se otorga a empresas del ramo que ofrecen atractivos para personas de la tercera edad con altos estándares de calidad. Esto dio inicio al turismo gerontológico.
Varios hoteles, restaurantes, agencias de viajes, autobuses e incluso aerolíneas tienen convenios para que toda aquella persona de la tercera edad que quiera viajar, lo haga. TURISSSTE, por ejemplo, cuenta con 34 agencias en el territorio nacional, donde se ofrecen paquetes que se adaptan a las necesidades del viajero. Por su parte, en la Ciudad de México, existe el programa “Hacer turismo es hacer vida”, que tiene la ventaja de que se puede pagar con la tarjeta de la Pensión Alimentaria. Además, en cada viaje, va un médico y un guía de turistas, capacitados para atender cualquier inconveniente.
EMPRENDEN LA TRAVESÍA
A diferencia de otras personas, los adultos mayores están, en su mayoría, jubilados, lo que les permite pasear en cualquier época del año sin estar sujetos a un periodo vacacional.
Según la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), este sector prefiere viajar durante la temporada baja y contrario a lo que se podría pensar, los turistas “senior” se inclinan más por sitios culturales a destinos de sol y playa, aunque no los descartan.
El descanso y bienestar son prioridad cuando los adultos mayores viajan; por ello, hay dos destinos que destacan por estar habilitados para hacerlos incluyentes. Frente al Parque Fundadores de Playa del Carmen, existe una playa en la que se incorporaron rampas de acceso hasta la orilla del mar, camastros acuáticos, andaderas anfibias y bastones especiales para ciegos.
Este concepto se replicó en Cuastecomate, Costalegre, Jalisco, con la diferencia que el pueblo entero se adaptó, por lo que no hay desniveles ni obstáculos. Además, hay señalizaciones en sistema Braille, espacios para animales de compañía y dos aparatos desfibriladores portátiles para casos de emergencia.