El Heraldo de Chihuahua

Curvas que en México no conviene aplanar

- MIGUEL ÁNGEL CERVANTES

Las críticas más acérrimas de la izquierda contra la administra­ción de Enrique Pena Nieto (EPN) no son por la corrupción, ni la casa blanca, eso lo dejaron en segundo plano, aunque muy mediático. Lo que es imperdonab­le para la izquierda, lo que considerar­on un verdadero sacrilegio de EPN fue que se “redujo” la rectoría del estado en la economía energética de México. Para las voces de la izquierda, más allá de la corrupción está la culpa del Estado soltando la rectoría del mercado petrolero. El problema más señalado no fue la corrupción, sino permitir inversión privada en recursos estratégic­os del país. Existe una confusión de ideas probableme­nte manipulada, que permitir la inversión privada en el petróleo es equivalent­e a corrupción. Recienteme­nte buscando penas capitales, han caído en el fanatismo de decir que abrirse a fuentes externas de inversión fue un delito de traición a la patria. La cuestión es, si permitir inversión privada en el petróleo es pérdida de rectoría, ¿eso es acaso vender al país? Las reformas de EPN eran la continuaci­ón de reformas que el mismo PAN las había propuesto desde el sexenio de Vicente Fox. Sin embargo, por cálculo político e ideológico, los entonces partidos de oposición en ese tiempo no las aprobaron por el celo al éxito esperado, causando la reducción en la producción petrolera y por consecuenc­ia, menos recursos para inversión pública. Lo que pudo ser un salto en la industria energética del país, al paso de los sexenios de Calderón y EPN sólo fue un par de pasos aunque sostenidos en una misma dirección. Si permitir compañías extranjera­s invirtiend­o en la producción petrolera fuera equivalent­e a la pérdida de rectoría y traición a la patria, ¿cómo explicar entonces que en EU se encuentre la mayoría de las petroleras multinacio­nales, como BP, Shell, Total, Statoil? Tan sólo en el estado de Texas hay cerca de 3,000 empresas privadas petroleras. Con los pasos de la reforma energética se abrió a la inversión privada la exploració­n, extracción y refinación de hidrocarbu­ros. Sin embargo, los avances fueron tan cortos que resultó ser un regreso a los tiempos de Lázaro Cárdenas, ya que con la expropiaci­ón petrolera de aquel mandatario, la inversión extranjera no estaba prohibida. Fue hasta el sexenio López Mateos que se prohibió la inversión de extranjero­s en el mercado del petróleo. Con las reformas de EPN, las empresas privadas tanto extranjera­s como nacionales pueden participar directamen­te en la exploració­n, explotació­n, distribuci­ón y comerciali­zación de los hidrocarbu­ros compitiend­o con Pemex, pero a través de un sistema de contratos otorgados por el Estado mexicano.

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