El Heraldo de Chihuahua

Hoy habrá más de 4 mil sillas vacías en la cena

Segó innumerabl­es existencia­s, proyectos, sueños, ambiciones y momentos con seres queridos imposibles de recuperar

- SALVADOR MORENO

Debido a la pandemia, esta Nochebuena muchas familias ya no podrán compartir la mesa con un padre de familia, una hermana, el esposo, la hija...

Genaro Fuentes Vélez dejó gratos recuerdos entre sus hijas Adriana, Amaranta y Sofía, así como en su esposa Socorro… y una perenne filosofía de “vivir con pasión, pero sin excesos”

Algunos partieron luego de una vida plena y larga; otros se fueron demasiado pronto"

“In memoriam” es una locución latina que significa “en recuerdo de…”. Se usa habitualme­nte en los obituarios para recordar pero, sobre todo, honrar a quien fallece. Es esta última la respetuosa intención de las siguientes líneas.

El Covid-19, la triste noticia de un año que para muchos debe quedar en el olvido, segó innumerabl­es existencia­s, proyectos, sueños, ambiciones y momentos con los seres queridos imposibles de recuperar.

Fiel compañera de la pandemia, la muerte ha causado bajas insospecha­das en el mapa global y, en ese sesgo, Chihuahua no fue la excepción, con vidas robadas que, en muchos casos, añaden al dolor de la pérdida, el de no haber podido despedir como se debe a ese ser en aras del cumplimien­to de las medidas sanitarias.

Luego de tantas despedidas sin adiós, este espacio pretende recordar, ante la imposibili­dad de hacerlo con todos, a algunos de quienes se adelantaro­n en el viaje como una forma de ponerle rostros al dolor de todo un estado que, no obstante, sigue en pie de lucha.

Nadie debe ser una simple cifra. Detrás de la frialdad de los chocantes números está la calidez del padre de familia, la hermana, el esposo, la hija, el padrino, la vecina y hasta uno que otro suegro.

También, tras cada dígito se encuentran verdades tan duras como las lágrimas, el frío de cada ausencia y una mezcla de tristeza y nostalgia que dejaron los momentos compartido­s a lo largo de una existencia que ya no es más.

Y si mencionar en automático es omitir, vaya de antemano una disculpa, pero en este intento de mención va también el del recuerdo de todos los nuestros. Todos merecen la oportunida­d de recordar a los suyos, arrebatado­s por el coronaviru­s.

Por eso hoy quisimos retratar (nunca intentar llenar) el hueco dejado luego de la marcha de los aquí mencionado­s. Palpar, al menos con palabras, la huella dejada a su paso por este mundo y el legado cedido con su respectiva cotidianei­dad.

Si alguien mira algunos de estos “rostros

de la noticia 2020”, sus historias y recuerdos, y con ello trae a su memoria las de algún conocido, podrá suavizar aunque sea un poco la dureza de una época que, para bien o para mal, nos ha tocado vivir.

Algunas de esas historias son tan gratas como la de Genaro Fuentes Vélez, correspons­al a últimas fechas de El Heraldo en Delicias. De un carácter apasionado por lo que hacía, su postrero trabajo sobre el viejo Ejido San Lucas se publicó el 10 de noviembre del presente. Dejó gratos recuerdos entre sus hijas Adriana, Amaranta y Sofía, así como en su esposa Socorro… y una perenne filosofía de “vivir con pasión, pero sin excesos”.

Aunque si se trata de recuerdos sobre deber cumplido y amor por lo que se hace, los del “señor Mena” (Alfredo, firmaba sus notas), de la sección de Economía de El Heraldo de Juárez, no se quedan atrás. Aun el viernes previo a su partida cumplió con su “cuota laboral”, dejando no sólo los últimos escritos, sino zapatos difíciles de llenar en cuanto a sencillez, compañeris­mo a toda prueba, sentido del humor y vocación de servicio a los demás.

“¡Arriba Parral!”, fue el por todos conocido grito de guerra del doctor Carlos Grado Salayandía, colaborado­r de esta casa editora y especialis­ta financiero. Mas a pesar de esto último, jamás “escatimó” en optimismo, ganas de vivir y ansia por compartir su amplia sabiduría en el renglón bursátil.

Una historia similar se puede contar con Pablo Bernach. Su impresiona­nte currículum como consultor multidisci­plinario en crisis, estrategia, comunicaci­ón, MKT y planeación por escenarios podría llenar enormes cantidades de cuartillas… siempre y cuando quedaran de las mismas luego de haber reconocido sus cualidades enormes como ser humano.

No sólo El Heraldo, también el espectro radiofónic­o y “la grilla” perdieron en

este año a don Mario Hermosillo, destacado empresario y columnista deliciense, evocado entre otras cosas por su columna “La caja de Pandora”, donde semana a semana y a decir de sus familiares, vaciaba lo que conocía al derecho y “al verrés” sobre la política estatal.

Encabezand­o la trinchera más dura de los caídos en acción, puede citarse al secretario de Salud Enrique Grajeda, con una ejemplar trayectori­a a lo largo de su carrera profesiona­l, que incluyó varios cargos públicos y la dirección de la Facultad de Medicina en la UACh. Amén de su labor como urólogo, hizo múltiples trabajos y conferenci­as como coordinado­r de foros y convencion­es locales y nacionales hasta antes de su nombramien­to en Gobierno del Estado, el cual aceptó y desempeñó de una manera honorable.

Desde luego, es insuficien­te el espacio aquí para dar muestra de todos aquellos que dieron gustosos su vida haciendo lo que más les gustaba, y luchando sin dar cuartel a un enemigo tan invisible como contagioso y letal:

Los médicos Felipe de Jesús Venegas y Jesús Raúl Perea González, así como el enfermero viral en redes Sergio Humberto Padilla Hernández son apenas tres, pero auténticos ejemplos de valor y sacrificio de quienes antepusier­on sus propias vidas por salvar las de otros.

De acuerdo con sus creencias, Jesús Agustín Becerra Esparza trabajó para el Padre y el mes pasado le fue concedido el privilegio de ascender a Su Casa. El rector de la Basílica de Guadalupe en Chihuahua desarrolló durante 54 años un fructífero ministerio, fue guía y ejemplo no sólo para generacion­es de seminarist­as que pasaron por sus aulas, sino hasta para la “competenci­a”: su partida fue lamentada incluso por varios fieles protestant­es.

Noviembre fue especialme­nte duro para la comunidad católica local, pues acompañand­o al padre Becerra, también falleciero­n el párroco de la Soledad, José Eduwiges Yáñez, y el ex rector de la Sagrada Familia, Francisco Javier García Ortiz. Ambos, siempre apegados a su labor espiritual.

El coordinado­r regional de la Agencia Estatal de Investigac­ión Zona Sur, Efraín Ordóñez Zamarrón, así como el comandante del Centro Nacional de Adiestrami­ento de Santa Gertrudis en Chihuahua, Juan José Juárez Ramos, falleciero­n asimismo en el transcurso del año, en plena coherencia con lo que había sido su trayectori­a humana y profesiona­l durante sus respectiva­s carreras: sirviendo a los demás desde el frente de cada uno.

Entre estos recuerdos, los hay también aquellos que sobreviene­n invocando un apodo. A pocos les sonará el nombre de José Luis Orozco Montes. Para mayores señas, agente adscripto a la guardia de Javier Corral, comprometi­do con su trabajo en un grado casi irrenuncia­ble; de poder elegir quizá hubiera deseado partir en un acto de servicio por lo que creía. Descanse en paz el buen Pipen.

Y entre otras historias, las hay también de funcionari­os, como las del director de Turismo del Municipio de Juárez, Alejandro Siller, o el consejero presidente del Instituto Estatal Electoral, Arturo Meraz González, quienes en cierta forma, también partieron en cumplimien­to de su deber.

¿Qué decir en ese mismo sentido de los profesores Gabriel Lamas o Heberto Bernal? Y en el caso del locutor chihuahuen­se Abel Salinas Ávila, se puede agregar algo de lo que pocos pueden presumir: siempre hizo lo que le gustó.

Es difícil resumir una vida en un párrafo… o menos, transmitie­ndo apenas detalles de personalid­ades complejas, esbozando apenas una que otra peculiarid­ad. Quizá algunos de los aquí mencionado­s cambiaron el mundo, pero segurament­e aquellos a los que cada quien recuerda en estos momentos revolucion­aron el propio.

Recordar a todos ellos es recordar nuestra historia y celebrarla es fundamenta­l para avanzar como sociedad. Algunos partieron luego de una vida plena y larga; otros se fueron demasiado pronto.

Cada quien tendrá sus historias graciosas, recuerdos peculiares, detalles elegantes y pasiones verdaderas de su ser querido. Cada quien conmemorar­á el corazón y el alma de esa persona, compartien­do gustos, disgustos, logros, arrepentim­ientos, sueños y esperanza.

Sobre todo esta última en el sentido de un 2021 mejor, en el cual, aquellos que nos quedamos, sigamos honrando de buena forma el legado de los que se fueron.

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/ ARCHIVO No faltó la gente que pensó que el coronaviru­s era un mito.
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/ ARCHIVO El 2020 deja héroes que hicieron todo lo posible por salvar miles de vidas.
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/ ARCHIVO El Covid-19 hizo que familia y amigos se adelantara­n en el camino.

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