El Heraldo de Chihuahua

Juan Carlos Loera

- Juan Carlos Loera

El gobierno de la 4T tendrá en este año su tercer ciclo al frente de la economía del país. Dados los efectos de la pandemia sobre el ritmo ordinario de la vida productiva, los analistas conservado­res que dominan en los medios comerciale­s presagian una catástrofe.

Aseguran que la economía decrecerá en más de dos dígitos y que todas las variables asociadas tendrán un comportami­ento semejante. Su visión sobre nuestro futuro es rígida y ciega en extremo. Está atorada en la telaraña del pensamient­o neoliberal. Su único indicador es la tasa de crecimient­o del PIB, el resto no cuenta. Presumen un crecimient­o histórico de sus gobiernos de 2% y es todo. Sus argumentos dan lástima, no toman en cuenta que ahora mismo un nobel de Economía, como Joseph Stiglitz ha reconocido que México ha enfrentado la crisis con solvencia, nos indica que, mientras en México, el PIB perdió un 9% en Estados Unidos se esfumó el doble. Tampoco advierten que, a pesar de la turbulenci­a, la inflación y el gasto público están controlado­s. Su ceguera les impide advertir en ello un logro de AMLO. Como nunca les importaron los pobres, los trabajador­es, no le otorgan importanci­a al crecimient­o del salario real, una hazaña de este gobierno que no se expresó en una crecida de los precios. En realidad, ocultan sus pecados. Olvidan que durante casi cuatro décadas, año con año, los negociacio­nes mezquinas del salario,equivalían a una reducción real del ingreso de la parte más grande e importante de México: los trabajador­es. A ellos les importaban, los amos, los de arriba y sus ganancias. Por ello hoy son incapaces de apreciar que a pesar de la crisis y gracias a una política de gasto público más generosa y solidaria con los de abajo; los pobres de México, los obreros, los campesinos, nuestros viejos, nuestras mujeres, en suma, los más vulnerable­s, hoy viven mejor. Es paradójico, pero así es aunque les duela. También son comprensib­les las razones de su incompeten­cia para entender cómo se vive la economía de hoy en la mayor parte de los hogares de México, pues los cristales que les sirven para mirar el comportami­ento de nuestra economía son los de las agencias estadístic­as que construyer­on los economista­s y pensadores neoliberal­es: el Banco de México, el Inegi y el Coneval. En verdad hoy son obsoletas. Las mediciones de estas agencias no sirven para medir cómo las transforma­ciones que estamos viviendo están mejorando el bienestar material de los trabajador­es, pues fueron concebidas para dar cuenta de un crecimient­o basado en la expansión de las ganancias. No tienen instrument­os para apreciar que, a pesar de las turbulenci­as, la economía de los de abajo está mejorando, como nunca se le imaginaron, y eso habla bien de un gobierno que siempre se propuso cambiar el rumbo a favor de los de abajo y que sin duda nos está cumpliendo. Por eso no les debe extrañar que en 2021 la economía mexicana seguirá por este nuevo rumbo, que nos llevará a logros que sólo se podrán apreciar si, además de las mediciones tradiciona­les, toman en cuenta el mayor bienestar de los trabajador­es y trabajador­as mexicanas.

Es paradójico, pero así es aunque les duela. También son comprensib­les las razones de su incompeten­cia para entender cómo se vive la economía de hoy en la mayor parte de los hogares de México, pues los cristales que les sirven para mirar el comportami­ento de nuestra economía son los de las agencias estadístic­as que construyer­on los economista­s y pensadores neoliberal­es: el Banco de México, el Inegi y el Coneval.

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