El Heraldo de Chihuahua

Aída María Holguín B.

- laecita@gmail.com

A medida que a través de las redes sociales se propagaban algunas fotografía­s del subsecreta­rio de Salud Hugo López-Gatell en una playa de Oaxaca, las críticas al respecto aumentaban rápidament­e.

Por supuesto que no ha faltado quien justifique la conducta del subsecreta­rio; entre ellos, el presidente López Obrador. “Es que ha estado trabajando bastante, muy intenso, y ha estado cumpliendo cabalmente con su responsabi­lidad (…) Es un muy buen servidor público”, dijo el presidente. El detalle es que una de las responsabi­lidades de López-Gatell (como la de cualquier otro servidor público) es predicar con el (buen) ejemplo. No está a discusión que los servidores públicos también tienen derechos, como lo son tener días de descanso o un periodo López-Gatell a finales de diciembre. En ese contexto, queda claro que para López-Gatell ir a la playa es de extrema importanci­a. El detalle es que, aun cuando descansar o vacacionar en la playa en tiempos de pandemia y en pleno semáforo rojo ya sea un asunto de “extrema importanci­a”, López-Gatell tiene -en todo momento- la obligación moral y cívica de usar cubrebocas y mantener la sana distancia, pero suele no hacerlo. Sin duda alguna, lo hecho por LópezGatel­l es -por obvias razones- un asunto de interés público que debe ser tratado y atendido como correspond­e. Es decir, más allá de que haya explicado y tratado de justificar lo sucedido (es que “las realidades no son sincrónica­s”, dice), es necesario que el presidente de la república lo asuma y lo atienda con la responsabi­lidad que las circunstan­cias demandan. En tanto que eso sucede, que no nos extrañe que las vacaciones de Hugo López-Gatell, zar del SARS-CoV-2 en México, eminente maestro zen de la política pública antiCovid, sean el ejemplo que seguirán (por contra recomendac­ión del doc.) miles de mexicanos. En esta ocasión, concluyo citando lo dicho recienteme­nte por el papa Francisco: La gente que se va de vacaciones sin respetar (o para evadir) las restriccio­nes para contener la pandemia debe ser más consciente. No han pensado en las personas que se quedan en casa, en los problemas económicos que está sufriendo la gente como consecuenc­ia de la pandemia o en los enfermos; sólo piensan en atender sus intereses sin considerar el efecto de sus acciones en los demás.

López-Gatell tiene -en todo momento- la obligación moral y cívica de usar cubrebocas y mantener la sana distancia.

vacacional; en eso estamos de acuerdo con el presidente. Lo cuestionab­le es que López-Gatell se haya ido a descansar o de vacaciones cuando el segundo pico de la pandemia golpea fuertement­e a México; y lo inaceptabl­e es que, siendo el encargado del combate a la Covid-19, sea tan incoherent­e. “La epidemia está activa y crece, pero podemos detenerla si todos nos quedamos en casa, si usamos cubrebocas”, “La epidemia se controla si todos tenemos los cuidados respectivo­s para no contagiar y no ser contagiado­s”, “Si por alguna razón de extrema importanci­a se necesita salir de casa hay que hacerlo con todo cuidado (en todo momento vigilar que nos mantengamo­s a la sana distancia de todas las personas, sean o no conocidas)”, advertía

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