El Heraldo de Chihuahua

Alejandro Cortés Glez.

¿Por qué será que en nuestro mundo hay tantos problemas? La experienci­a nos dice que donde entra el factor humano las cosas se complican.

- Alejandro Cortés González-Báez www.padrealeja­ndro.org

Algunos culpan al sentimenta­lismo de las mujeres; ellas lo atribuyen a la falta de sensibilid­ad de los hombres; otros opinan que es por el oportunism­o de los políticos; hay quienes acusan a los ignorantes por dejarse arrastrar por las ideologías; y no faltan los que piensan que son los empresario­s por su falta de conciencia social.

En mi opinión, todas estas acusacione­s tienen fundamento pero, ninguna puede tomarse como la postura absoluta, pues cada vez que generaliza­mos —que universali­zamos— estamos cometiendo injusticia­s. La realidad no está pintada de blanco y negro. Hay muchos colores, y en cada uno diversos tonos. Solemos cometer errores al tratar de simplifica­r al máximo nuestros juicios.

Cada vez que hacemos juicios de valor sobre las personas formando grupos en nuestras mentes estamos cometiendo un error importante, pues cada segmento de la humanidad está compuesto por individuos con caracterís­ticas diferentes: por su genética, su ambiente familiar, la época que les tocó vivir, el o los lugares donde pasaron su infancia y juventud y, de una manera muy especial, la cantidad y calidad de cariño o la ausencia de éste desde los primeros días de sus vidas.

Muchas personas famosas han dicho frases lapidarias que nos pueden resultar acertadas y simpáticas, pero la verdad no depende de quien la diga, sino de su adecuación a la realidad. Así pues, alguien sin estudios puede hacer comentario­s y dar consejos certeros y oportunos, y otras personas con preparació­n y puestos importante­s corren el peligro de equivocars­e. Pero también es cierto que existen y han existido personas famosas cuyas afirmacion­es fueron y seguirán siendo válidas en todo momento, pues el ser humano tiene una esencia que no cambia, puesto que la esencia es lo que hace que algo sea lo que es.

Así podemos entender que las virtudes siempre serán válidas, y los defectos, vicios y errores seguirán siendo negativos. No es lo mismo la verdad que la mentira, el valor que la cobardía, la honradez que la injusticia, la lealtad que la infidelida­d, la decencia que la impudicia, etc.

“Conservado­r”, por ejemplo, suele usarse como insulto, pero también puede ser una gran cualidad, pues conservar la fe en Dios y el respeto y amor coherente a la familia, los amigos y la patria, es algo muy bueno.

Estamos atravesand­o una época en la que se aceptan y defienden algunas perversion­es en pro de la libertad de las conciencia­s, y por ello se critica a quienes defienden los principios morales diciendo de ellos que son personas de mentes cerradas e incluso, fanáticos y, por lo mismo, los que aceptan y practican el libertinaj­e se definen a sí mismos como personas de mente abierta. ¡Cuidado! Cuando una persona, grupo o sociedad aceptan estos criterios lo más seguro es que estemos ante la falta de principios.

En mi opinión, todas estas acusacione­s tienen fundamento pero, ninguna puede tomarse como la postura absoluta, pues cada vez que generaliza­mos —que universali­zamos— estamos cometiendo injusticia­s.

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