Roberta Cortázar Bickley
¿En qué crees? ¿Y por qué crees en eso? Yo creo en Dios, lo veo en su creación donde está dando mensajes constantemente a través de los seres humanos y la naturaleza.
Sin embargo, muchas personas dicen que a Dios no se le puede ver, porque esperan que se manifieste tangible con un rostro de características humanas. Las imágenes que se manejan en las diferentes religiones y doctrinas me parecen invasivas para la percepción de lo que Dios realmente es.
Millones de imágenes de todo tipo adornan iglesias y lugares de adoración dándole un rostro al todopoderoso según gusto, moda, herencias, creencias y presupuesto.
Yo imagino un templo totalmente libre de “adornos”, un lugar donde la atención se centre en cada cual, llegando al interior, al encuentro con uno mismo, ¡ahí es donde se escucha el mensaje del Señor!
Así como nos han entretenido con todo tipo de artículos e imágenes religiosas, la historia ha distorsionado la palabra de Dios con una bola de criterios que se han asentado como una verdad que no viene de Dios. La conveniencia de manejar masas con creencias es muy efectiva para poner “orden”, pero una alejamiento de propósitos divinos degeneraron en una fe ciega que es peligrosa para la humanidad.
Cuántas frases se toman como pretexto para paralizar la acción y la responsabilidad: ¡Ya Dios dirá! ¡Esto es lo que Dios quiere! ¡Lo que Dios disponga! ¡Pongamos todo en manos de Dios! ¡Hágase tu voluntad Señor! ¡Esta es mi cruz! Lo peligroso de estas frases es que pensemos que no tenemos la tarea de indagar qué nos toca hacer y que esa actitud de reverencia estática estanca la voluntad y el empuje de pensar y hacer.
Es inaudito creer que todo esto que está pasando es la voluntad de Dios. ¡Él nos dio libertad y “esto” es lo que hemos creado! ¿Qué opinan ustedes de muchos de los resultados que están acabando con el equilibrio, la salud, la paz, el amor?
Los golpes de pecho resuenan junto con el ritmo del odio hacia el prójimo y de una destrucción ambiental alarmante ¡la contradicción más grande señores, señoras, jóvenes y niños! Porque Dios está en su creación, así que no podemos amarlo si la ignoramos y destruimos.
Creer en Dios es saber que estamos aquí para hacer algo por y para el mundo. ¡A poner los talentos a trabajar hay mucho que hacer!
P.D. Estamos rodeados de un bombardeo sensorial con propósitos comerciales y de control, nos convencen de perseguir valores mundanos efímeros para gloria de líderes hambrientos de poder. Por eso es tan importante tener muy claro que es lo que verdaderamente vale, para perpetuar la vida en la expresión más pura. La fe ciega a lo que nos enseñaron nuestros ancestros es tema de análisis, inclusive la recurrencia de atrocidades generación tras generación nos invita a leer entre letras las sagradas escrituras, que sin duda tienen el resplandor de la perfección de Dios, pero también llevan una carga humana que no alcanzó a descifrar el verdadero mensaje de amor y paz divino. Dios está en el agua, en la tierra, en el aire, Dios está en el prójimo, yo ya no busco más, ahí es donde lo veo claramente.