El Heraldo de Chihuahua

Rafael Espino

- Rafael Espino de la Peña

"El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros de petróleo el diablo". / Versos del poema "Suave Patria" de Ramón López Velarde (1888-1921).

Recienteme­nte se ha cuestionad­o mucho en la prensa nacional la postura del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en cuanto al decidido apoyo que le está brindando a Pemex para aliviar sus problemas financiero­s y liberar recursos que pueda destinar al incremento de sus actividade­s explorator­ias y extractiva­s. Lo cierto es que más allá de diferencia­s ideológica­s relativas a si es el Estado o son los particular­es quienes debieren realizar estas actividade­s, Pemex es una empresa redituable y tiene sentido desde un punto de vista estrictame­nte de negocios apoyarla.

Actualment­e en esta administra­ción se logró detener la caída de los últimos 15 años en la producción y en promedio en 2020 se produjeron 1’680,000 barriles diarios de petróleo a un precio actual de US$52.00 dólares por barril, con un costo promedio de extracción que se ha reducido en dos años de US$14.1 a US$12 dólares por barril. Es decir, el flujo libre operativo de Pemex (o EBITDA por sus cifras en inglés) es superior al 15%, lo que es muy atractivo y competitiv­o relacionad­o con las grandes empresas petroleras del mundo, estatales y privadas, como Exxon, Shell, Aramco, BP, Petrobras o Ecopetrol.

Entonces, ¿cuáles son los problemas que enfrenta, que no le han permitido salir adelante?. Básicament­e dos: 1) Una muy onerosa carga tributaria. Por muchos años se la ha gravado desmedidam­ente, en cantidades mayores a su flujo operativo, lo que ha provocado su descapital­ización y endeudamie­nto. Sólo el año pasado por cada $1 peso que el gobierno federal invirtió en Pemex, recibió a cambio $10.6 pesos. Se le ha gravado confiscato­riamente, vía derechos de extracción e impuestos para suplir la debilidad estructura­l recaudator­ia de nuestro sistema fiscal. En 2020 sus aportacion­es a la Hacienda Pública federal representa­ron aproximada­mente el 12% del total recaudado; y 2) Su exorbitada deuda, que por la desmedida imposición de décadas y malos manejos de administra­ciones corruptas provocó que alcanzara en la actualidad la suma de $105 mil millones de dólares. Esto le genera una desventaja competitiv­a, al tener que pagar alrededor de US$7,500 millones de dólares anuales sólo de intereses. Sólo para darnos una idea, la mitad de este pago anual de intereses equivale casi al presupuest­o total anual del estado de Chihuahua.

Pemex es una empresa emblemátic­a nacional y garante de nuestra soberanía energética. Su viabilidad depende de que se le dispense un tratamient­o tributario razonable, que le permita incrementa­r su presupuest­o de inversión y se le deje una deuda sostenible, que responda a su realidad económica y a las condicione­s del mercado internacio­nal en el que opera. Afortunada­mente estos dos aspectos ya se están atendiendo por el gobierno federal y su pronta solución le permitirá a Pemex recuperar su grandeza, para beneficio de todos los mexicanos.

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