Inegi: Los otros datos
Independientemente de los censos prehispánicos y de la Colonia, ocurrió en 1895 cuando durante el porfiriato se crea la Dirección General de Estadística que aún es una historia viva no sedimentada, en un país como el nuestro que adolece de una terrible cultura demográfica sobre todo en la clase política, ignorante de lo que en realidad produce un censo y sus insumos que de fondo es una brújula que induce al desgrano del conocimiento del tejido socioeconómico, demográfico y cultural de una región o país.
No evado señalar a los políticos porque son escasos aquellos de esa estirpe que se interesan en la consulta sistemática para la planeación gubernamental. Que yo recuerde sólo hubo un gobernador: Eliseo Mendoza Berrueto, de Coahuila, con maestría en demografía en Holanda.
Así es como cada decenio, en cumplimiento con Naciones Unidas, los países difunden el resultado de sus censos que arrojan un marco geoestadístico para que tanto gobierno como sociedad conozcan las condiciones en que viven y desarrollan sus actividades. En México, el formato global abarca un total de 34 indicadores o variables, así como 22 subtemas relacionados con educación, empleo, vivienda, migración, religión, estado conyugal, salud, etc. En realidad, pese a la pandemia del Covid, el trabajo del ejército de censores de la institución (Inegi) fue ejemplar para posteriormente integrar un sinfín de tabulados mediante las herramientas de la informática actual con impecable exactitud y transparencia.
El desaseado ejemplo de la medición de los fallecimientos por Covid de Gatell reveló, con respecto a Inegi, que éste sostenía un 45.7% menos fallecidos, debido a que la contabilidad únicamente incluía a decesos con certificaciones clínicas en hospitales, no en casa, lo cual permitió, gracias al Inegi, conocer datos verdaderos.
Lo mismo los tabulados por desempleo, mejoramiento de la calidad de vida, nivel de instrucción educativa, salud comunitaria, ingreso, mortandad, morbilidad, etc. seguramente en breve podremos conocer con precisión si el país está avanzando o estancado. Siendo una de las funciones esenciales para darle movilidad a este ejercicio dinámico como comparativos intercensales.
En teoría esta herramienta es donde los gobiernos definen sus estrategias, planes y programas, debiendo ser analizada con especial cuidado por expertos. Es el caso de Singapur, Corea del Sur, Japón y
los países nórdicos, entre otros, que al concluir sus censos abren periodos de consulta entre expertos para replantear políticas públicas y por ende programas de gobierno, compartiendo sus datos con el sector empresarial.
Por desgracia el gobierno federal desde hace varias décadas uno de los usos ordinarios de los censos consiste en analizar a aquellos estados con mejores ingresos y condición de vida, para “restarles” sus participaciones federales y otorgarlas a entidades pobres, acrecentando el paternalismo y por ende el clientelismo político, sin fomento alguno a actividades productivas. Todo indica que será la misma receta, porque seguramente, “ellos tendrán otros datos”.