El Heraldo de Chihuahua

Servidores del padrón

Entre las principale­s obligacion­es de los estados se encuentran las de promover la equidad social, atemperar las desigualda­des económicas, reducir los niveles de pobreza y proteger contra riesgos sociales a la población en estado de pobreza.

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El instrument­o para lograrlo, es una adecuada política de desarrollo social que esté sustentada en programas adecuados y pertinente­s a las condicione­s del país. La actual Administra­ción Pública en México, inicio generando muchas expectativ­as sobre la implantaci­ón de una Política Social novedosa, que realmente mejorará los indicadore­s de rezago social en México. Para el efecto, se establecie­ron nuevos programas que tienen como caracterís­tica general la entrega de recursos monetarios directamen­te a la población beneficiar­ia.

Si bien es cierto que la entrega directa de recursos monetarios es una práctica no exclusiva de México, también es cierto, que está demostrado que las transferen­cias monetarias por sí mismas, son ineficient­es para ampliar las capacidade­s de salud, educación y alimentaci­ón de la población objetivo.

Es convenient­e recordar que los recursos de cualquier programa social provienen del dinero que aporta la ciudadanía a través de sus impuestos, que es a la Cámara de Diputados la instancia que aprueba las partidas presupuest­ales específica­s que están sujetas a leyes y condicione­s y en caso de incumplimi­ento, a sanciones administra­tivas o penales. Por lo tanto, el dinero que se entrega en un programa social, no debe ser considerad­o como una dádiva del gobierno o de una persona en particular.Ha sido muy lamentable observar la poca transparen­cia en la política social de la nueva administra­ción. Diversas organizaci­ones qué han realizado ejercicios de evaluación o de auditoría, tales como la Auditoría Superior de la Federación, INCO, CONEVAL, Mexicanos Contra la Corrupción, CIDE, así como diversos especialis­tas y académicos, coinciden en dos irregulari­dades fundamenta­les: la ausencia de padrones confiables y de reglas de operación

Estas observacio­nes podrían parecer no graves, sin embargo, lo son, ya que impiden conocer con certeza quiénes son las personas que reciben los beneficios, si éstos cumplen con los requisitos, agravada la situación por carecer de procedimie­ntos de comprobaci­ón, rendición de cuentas y evaluación. Todas estas fallas generan un espacio enorme para la discreción y corrupción.

En ese terreno de irregulari­dades, se encuentra la figura de los llamados “siervos de la Nación”. Este personal, repartido por todo el país, realiza una función de trabajador­es sociales encargados de orientar y facilitar a los beneficiar­ios de los programas sociales el trámite y gestión de los mismos.

Generalmen­te es población joven entre los 25 y 45 años de edad. Muchos de ellos realizan el trabajo por la necesidad del sueldo, otros por auténtica vocación de servicio, pero des afortunada­mente, la mayoría, por un interés político electoral. Este último grupo proviene de campañas políticas de Morena.

Sus jefes son nada menos que los super delegados estatales, subdelegad­os regionales y coordinado­res municipale­s de la Secretaría del Bienestar, los tienen operando para generar una clientela electoral que favorezca a Morena en las siguientes elecciones.

Así los vemos asistiendo a los domicilios de las personas para entregarle­s órdenes de pago, tarjetas del bienestar, convocator­ias a reuniones de pago y de informació­n. Con estas acciones, se convierten en personas de gran influencia en la población beneficiad­a. Además de ganarse el respeto por ser los gestores de sus beneficios, estos siervos de la nación, se visten con uniformes muy parecidos a los que utilizan los operadores de Morena en sus campañas, así generan mensajes subliminal­es para favorecer a dicho partido.

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