El Heraldo de Chihuahua

Catástrofe por tres

- ggalarzamx@hotmail.com GERARDO GALARZA

Al finalizar esta semana, en México coincidirá­n dos hechos contradict­orios. Uno, habrá concluido la primera etapa de vacunación más o menos pública contra el Covid (que ojalá tenga éxito y signifique un poco de esperanza), y dos, el país llegará a los 180 mil muertos oficiales por la pandemia, tres veces más del pronóstico gubernamen­tal de una catástrofe, que era de 60 mil víctimas… cuando mucho. Y los especialis­tas afirman que el número de defuncione­s deben multiplica­rse por 2.5, para tener una cifra más o menos real.

Es imposible negar el desastre y la tragedia de la política pública (“gestión”, le llaman ahora) del gobierno federal frente a esa crisis de salud. Sí, y aquí se ha repetido, la pandemia no es culpa de gobierno, pero lo que sí es su responsabi­lidad es atacarla y contenerla. Hay países que lo han hecho, incluso algunos que al igual que el nuestro iniciaron erróneamen­te como Inglaterra y España. México es el país con el porcentaje de letalidad más alto en el mundo: casi diez de cada cien contagiado­s mueren; el personal médico y sanitario mexicano también es, en el mundo, el más afectado por la pandemia, ellos los que están en primera línea, y quienes debieron haber sido protegidos con insumos básicos para su trabajo y ahora con las vacunas.

Y la confusión informativ­a, es apabullant­e. El presidente de la república, su encargado de combatir la pandemia, los secretario­s de Relaciones Exteriores y de Hacienda, la jefe de Gobierno de la CdMx y otros miembros del gobierno ofrecen sus propias cifras, que siempre son contradict­orias, sobre el número de vacunas compradas, recibidas como donaciones, costos y número y forma de aplicación.

La vacunación comenzó en México el 24 de diciembre pasado. A la fecha, 53 días después, el número de vacunados es de entre 700 y 800 mil personas, un 0.5 por ciento de la población total, en medio de escándalos como que funcionari­os, “servidores de la nación”, directivos de hospitales públicos y líderes de Morena lograron vacunarse antes que el personal médico, que todavía no recibe sus segunda dosis.

Ayer comenzó la primera etapa más o menos pública de vacunación, en 333 municipios de todo el país en sus zonas más alejadas y rurales, para adultos mayores de 60 años, y en la que se pretenden aplicar unas 800 mil dosis en cinco días. Ojalá haya éxito. Nadie puede apostar al fracaso. Pese a esa aparente buena noticia, hay quienes sostienen que nuevamente la estrategia es equivocada. Con la lógica por delante (se trata de romper la cadena de contagios) afirman que inoculació­n debería empezar en la zonas de más alto contagio y con las personas mayormente expuestas, además del personal de salud. Ejemplos hay muchos. Van algunos: operadores del transporte público, taxistas, cajeras de tiendas, policías, burócratas que atienden al público, etcétera. Pero, bueno, ya se anunció que vacunarán a los atletas mexicanos que irán a los Juegos Olímpicos.

El próximo fin de semana México podría celebrar (¡ojalá!) la vacunación de 800 mil personas, pero tendrá que lamentar la muerte de 180 mil mexicanos y contando, cuando no se llega todavía a un año en que anunció el confinamie­nto de cuando más un mes contra una “gripita”. Y, sí, hay responsabl­es de esa, hasta ahora, catástrofe triple.

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