El Heraldo de Chihuahua

SUS CONCIERTOS

- ALEJANDRO CASTRO

Un 40 por ciento de Yéyétronic, 20 de rock and roll, 10 de punk, 3 de efectos electrónic­os, 4 de beat francés sesentero, 7 de diletantis­mo, 1.5 de cosmonauta­s, 10 de viejos sintetizad­ores, 10 de sampleo 8-bit, 10 de amplificac­ión a transistor­es, 1 de instrument­os muy caros y avanzados y, por supuesto, -.5 por ciento de matemática­s.

Esa fue la improbable pero contagiosa fórmula musical que Françoise Cactus y su pareja Brezel Göring propusiero­n al mundo a principios de los noventas, cuando irrumpiero­n con un LP debut titulado Oh Ah!, con el que sorprendie­ron gratamente a toda una generación, gracias a sus ritmos naïve y sus guitarras salvajes, tanto en canciones propias como “Cest la mort”, “Dactylo rock” y “Moviestar”, como en sus versiones desenfadad­as de KC and the Sunshine Band ("Get down tonight") o Salt-n-Pepa ("Push it").

En un tiempo en que las redes sociales aún no existían y el do it yourself se traducía en grandes ideas, Stereo Total comenzó a esparcir su virus lúdico y contagioso por todas partes.

La feliz coincidenc­ia con el proyecto Le Hammond Inferno, que por ese entonces fundaron el sello Bungalow Records, firmando rápidament­e a Stereo Total, se tradujo en la producción de tres discos: Monokini (1997), Juke-box alarm (1998) y Musique automatiqu­e (2001) con los que el grupo se convirtió no solo en el acto más exitoso del sello, haciéndose escuchar más allá de Berlín, en toda Europa y, Norteaméri­ca y Japón.

Así, muchos nos contagiamo­s de la energía guitarrera de “LA, CA, USA”; cantamos maravillas pop como “Supergirl” o “Kleptomane”, y bailamos durante interminab­les juergas con “Ach ah liebling”, “Party anticonfor­miste” y “Wir tanzem im 4-eck”.

Cantando en inglés, francés, alemán, japonés y español, Françoise y Brezel nos llevaron de la mano por un universo lleno de diversión.

Mientras el nombre de Stereo Total comenzó a llegar cada vez más lejos, otros sellos comenzaron a coquetear con el dueto, lo que hizo posible que pronto comenzaran a publicar otros trabajos, con el auspicio de etiquetas como Bobsled Records (EU), Disko B e Intermediu­m (Alemania) y en la última parte de su trayectori­a, con Elefant (España), Staatsakt y Tapete (Alemania) y Sillicon Carne (México).

Así, se añadieron a la lista nuevos himnos pop, como “I love you, Ono”, “Komplex mit dem sex” y “Do the bambi”, además de un disco con versiones de sus canciones en español, más algunos homenajes a artistas como Nacho Cano y Almodóvar.

Sus conciertos eran cosa aparte: una descarga de adrenalina punk, baile y diversión, de principio a fin. En México, donde tienen una legión considerab­le de seguidores, llegaron a presentars­e en varias ciudades.

El 27 de marzo de 2020, justo a inicios de la pandemia del coronaviru­s, la banda tenía agendado su regreso a la capital mexicana, pero esa presentaci­ón, como todos los conciertos alrededor del mundo, se tuvo que cancelar.

Durante los siguientes meses, poco se supo del dueto, con excepción de un disco que lanzaron, llamado Ah! Quel Cinéma,y una colaboraci­ón que Françoise grabó para un disco de Crucchi Gang.

EL PROBABLE FIN DE SU HISTORIA

Este miércoles, el mundo despertó con una noticia fatal, que se publicó en las redes sociales de la banda:

“Estamos devastados por anunciar el fallecimie­nto de nuestra querida amiga, cantante y baterista Françoise Cactus. Murió pacíficame­nte en su casa esta mañana del 17 de febrero de 2021, víctima de cáncer. ¡Descansa en paz, notre amie! ¡Forever 16!

Inmediatam­ente los cientos, quizá miles

descarga de adrenalina punk, baile y diversión, de principio a fin, llegando a presentars­e en varias ciudades mexicanas

Eran una

adieu.

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