El Heraldo de Chihuahua

Sobrevivie­ndo

He conocido

- Roberta Cortázar Bickley

mucha gente en Mazatlán, personas que me encuentro en mis caminatas y a las que me acerco para saber qué opinan del deterioro ambiental, contaminac­ión que unos viven de cerca y muchos otros ignoran por la prisa de ir y venir, sin voltear alrededor.

Hay una empleada del Municipio que barre la calle por donde vivo, recoge la basura que no debería estar ahí, porque cada negocio y vivienda debería responsabi­lizarse del frente de su propiedad y las autoridade­s multar a los necios que a su paso dejan de todo.

Los clavadista­s son un grupo de jóvenes que se turnan para dar el espectácul­o. Antes de tirarse desde la gran piedra, su ayudante Juan llama la atención del público para que volteen y sepan que los clavadista­s ya se preparan para el lanzamient­o, grita y camina por una estrecha cornisa moviendo sus brazos con dos antorchas que el clavadista llevará para que se vea claro su trayecto. Juan recibe algo de lo que los clavadista­s juntan antes de cada espectácul­o, y me enteré que él también seguido limpia la playa.

Hay un hombre al que llaman el Caracolero. Roberto recoge todo tipo de conchas y las exhibe en la misma área de los clavados, no les pone precio, pide lo que cada cual considere justo, por cierto él también limpia playas porque dice que tiene mucho que agradecerl­e al mar.

Ahí mismo conocí al ostionero y me platicó que si yo bajara al fondo donde va él, me quedaría impresiona­da de todos los desechos que hay bajo el agua, mucho plástico, vidrio y muchísimos artículos de tela: toallas, ropa, etc. y le dije: ¿Por qué no levantas algo cada vez que bajes, para agradecerl­e al mar lo que te da?

Muchas personas sobrevivie­ndo sacando lo que pueden, algunos agradecido­s ayudándole a la naturaleza para conservarl­a, pero muchos otros sólo succionand­o y dejando huellas desastrosa­s consciente o inconscien­temente.

Las personas que están más en contacto con la naturaleza se sensibiliz­an ante ella, aprecian su grandeza y la valoran. Ya la mayoría de los habitantes del mundo estamos congregado­s en ciudades y pueblos con mil comodidade­s que nos duermen ante la Madre Tierra que nos provee “todavía”.

Las leyes para cuidar el medioambie­nte también urgen, para “educados”. Los que llenos de títulos, puestos y privilegio­s

Las personas que están más en contacto con la naturaleza se sensibiliz­an ante ella, aprecian su grandeza y la valoran.

olvidan que ese desarrollo que los cautiva y los mueve para hacer más dinero, tiene que ser analizado y en muchos rubros frenado, para devolverle salud a la naturaleza, nuestra única fuente de vida.

Que la construcci­ón (en todos los aspectos) de sociedades, se enfoquen ante todo, en temas ambientale­s de urgencia y que esos automatiza­dos permisos del gobierno para hacer y deshacer, pasen antes por una cabeza que piense, ame y cuide la naturaleza.

¡Despertemo­s sin la naturaleza nos vamos a la nada!

Vigilante: Muchos lugares de la tierra están apenas sobrevivie­ndo, urgen adopciones de lugares naturales. ¡Únete y adopta, y sobre todo reduce tus desechos!

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