El Heraldo de Chihuahua

Política y vida

Un buen amigo, militante de toda la vida en la izquierda, me dice: “Todavía hay una buena esperanza de recuperar Morena… en 2024.

-

Si ‘chapulines’ y oportunist­as que andan de candidatos pierden la elección, después del 6 de junio se van a ir a buscar otros horizontes donde puedan conseguir dinero más fácil, en cambio, si ganan la elección van querer ser dueños absolutos de Morena para seguir viviendo del partido... ¿Qué tenemos que hacer? Hay que pensarla bien...”.

¡Y claro que hay que pensarla bien! ¡El tiempo tiene sus ritmos y algo ha terminado en los primeros meses de este año 2021, para ver de nuevo el cambio y que las trazadas se detienen o divergen ¿Para ir a dónde? Tal vez a ningún lado, respuesta corta que deriva en otra pregunta: ¿Qué es lo que da fuerza en este momento?

En los “jóvenes cincuenton­es” no encuentro tal fuerza y me refiero a cincuenton­es metidos a la política que al parecer no envejecen mientras vean la posibilida­d de seguir en las nóminas y ejercer cierto poder.

En los viejos, los que habían soñado otra cosa, los que advirtiero­n ser viejos cuando asumieron que sus sueños mucho tenían de utopía y se instalaron como pudieron en el mundo real, confío y encuentro un poco de fortaleza. Duro aceptarlo, pero cuando oímos hace años: “Corre compañero, el viejo mundo está detrás de ti”, muchos corrimos y corrimos y descubrimo­s que el viejo mundo ya nos había alcanzado.

Cierto, tuvimos nuestros triunfos: logramos el partido por el que luchamos, sufrimos nuestros muertos, pasamos muchos desvelos, persistimo­s en hacer la revolución, para luego descubrir la transa, la negociació­n, la justificac­ión, el surgimient­o de equilibrio­s otrora jamás aceptados, el peso de los liderazgos, para finalmente ver que la esperada revolución está apenas en el alba.

¿Y qué con la revolución soñada? ¿La revolución feliz anhelada? Tal vez lo mejor de su pérdida sea que tal movimiento nunca llegó a la cúspide, y derivó en algo que sabiamente comentó en una ocasión Juan Luis Sariego: “Lo mejor de que no hayan triunfado es que se perdió lo mejor, y eso les evitó lo peor”. Quizás se refería al reciclamie­nto de la represión y al derramamie­nto de sangre.

Por esto y más, recojo la invitación de mi amigo de pensarla bien e inicio con algunos cuestionam­ientos:

¿Qué peso tiene una elección frente a la muerte? ¿Frente a la enfermedad? ¿Frente a lo trágico de la existencia? Creo que la política puede cambiar las condicione­s de vida; pero es equivocars­e creer que cambiando las condicione­s de vida se cambia la vida en sí misma. Se cambia la sociedad, no la vida, cuando se puede se cambia uno mismo, cuando se es capaz y no metiendo una papeleta en una urna.

Con todo comparto en mucho la idea inicial de mi amigo desde una premisa: la política no está aquí para hacernos felices; está aquí para combatir lo que nos impide serlo: la miseria, la opresión, la injusticia, el desempleo, la insegurida­d, las violencias.

“¿Para qué soñar con lo mejor si no somos capaces de combatir lo peor?”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico