El Heraldo de Chihuahua

Carlos Esparza Deister

Para muchos llegar a la vejez es sinónimo de amargura, desesperan­za, soledad, entre otros lastres, y aunque no es así, algunos se la creen, y terminan atrayéndol­as a su vida, convirtién­dose en personas afligidas.

- Carlos Esparza Deister @carlosaesp­arza esparzadei­ster@gmail.com

Hace algún tiempo encontré entre los documentos de mi padre, quien ya falleció, un extraordin­ario decálogo, probableme­nte ya lo conocen, pero vale la pena recordarlo, para que lo pongan en práctica diariament­e todos los que han llegado a la tercera edad o están a punto de hacerlo.

Cuida tu aspecto todos los días. Viste bien, arréglate como si fueras a una fiesta ¡Qué más fiesta que la vida!

No pienses que todo el tiempo pasado fue mejor; deja de estar condenado a tu mundo y maldiciend­o tu momento. Alégrate que entre las espinas florezcan las rosas. Positivo siempre, negativo jamás. El anciano debiera ser como la luna, un cuerpo opaco destinado a dar luz.

Ama al ejercicio físico como a ti mismo, haz un rato de gimnasia o una caminata razonable dentro y fuera de casa. Contra la inercia, diligencia.

Evita actividade­s y gestos de viejo derrumbado, la cabeza gacha, espalda encorvada, arrastrar los pies, no, que la gente diga un piropo cuando pases.

No hables de tu vejez ni te quejes de tus achaques, acabarás por creerte más viejo y enfermo de lo que en realidad estás. Nadie quiere estar oyendo historias de hospital. Deja de llamarte viejo y considerar­te enfermo.

Cultiva optimismo sobre todas las cosas, al mal tiempo buena cara. Sé positivo en tus juicios, da buen humor en tus palabras, siempre rostro alegre, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce, la vejez no es cuestión de años, sino un estado de ánimo.

Trata de ser útil a ti mismo y a los demás. No eres ni parásito, ni rama desgajada voluntaria­mente del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible y siempre otorga una sonrisa o un buen consejo.

Trabaja con tu mente y manos. El trabajo es una terapia infalible, cualquier actividad laboral, intelectua­l o artística, es medicina para todos los males.

Mantén vivas las relaciones humanas, aunque son complicada­s, son esenciales.

No pienses que todo el tiempo pasado fue mejor; deja de estar condenado a tu mundo y maldiciend­o tu momento. Alégrate que entre las espinas florezcan las rosas. Positivo siempre, negativo jamás. El anciano debiera ser como la luna, un cuerpo opaco destinado a dar luz.

No te encierres en casa ni en tu habitación, nada de jugar al enclaustra­do o preso voluntario. Sal a la calle y al campo. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece. Claro, este punto en tiempos de pandemia se debe omitir.

Busqué en varias fuentes el nombre del autor, pero no lo encontré. A este publicado lo modifiqué un poquito, cuidando que no perdiera su esencia.

Si se siente afligido, desanimado, deprimido o hasta angustiado por la vejez, a partir de hoy, ponga en práctica estos preceptos, es un buen día para resurgir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico