El Heraldo de Chihuahua

Roberta Cortázar Bickley

- Roberta Cortázar Bickley DE ABAJO PARA ARRIBA

En este mundo lleno de artificios de colores, de aromas ficticios, de sabores fabricados, de ruidos incesantes, de actividad imparable y comodidad demandante, se manifiesta el poder del agua pura, esa transparen­te y vivificado­ra sustancia que cuando falta, apaga el alboroto de la vida; por eso una y otra vez brota imprescind­ible desde la devaluació­n que se le quiere dar, para enseñarnos año con año que sin ella simple y sencillame­nte no vivimos.

Hombres y mujeres que habitamos el planeta Tierra hemos de aprender por las buenas o por las malas, que al agua se le cuida y que en esta multiplica­ción de la raza humana, los métodos sanos y moderados de uso y preservaci­ón de los cuerpos acuáticos son ya una prioridad, no podemos seguir desdeñando la urgencia de valorar y cuidar el agua, y sobre todo debemos aceptar que lo justo es la equidad en el suministro.

Los estilos de vida se extienden en esa influencia de hacer y consumir lo del momento, estamos bombardead­os de sugerencia­s para adoptar conductas, pero he ahí la responsabi­lidad individual de analizar qué estamos haciendo para satisfacer nuestras “necesidade­s”, nuestros gustos.

Vivimos en un área desértica y como tal debemos adoptar un estilo de vida que combine con lo que este ecosistema nos da.

Las imágenes de otros medios naturales nos seducen con paisajes que exuberante­s hipnotizan con un exceso de verde que nos lleva a querer tener algo parecido en este desierto que manifiesta naturalmen­te su belleza de otra manera.

Es tiempo de que aceptemos y amemos el lugar en el que vivimos y cambiemos nuestros hábitos para cuidar lo que ofrece este pedazo de tierra que nos acoge, que celebremos lo que de este suelo brota y lo cuidemos para que el ecosistema persista.

En todo el mundo nos toca cuidar el agua, porque cada gota utilizada tendrá que pasar por una depuración natural o artificial para poder ser usada de nuevo.

Te invito a que este verano aprecies el agua, la cuides y la uses con moderación.

Los vicios de estarla desperdici­ando deben desaparece­r en una solidarida­d conjunta.

Hacer conciencia que los mantos acuíferos son de todos y para todos y que el desperdici­o refleja una baja en perjuicio de todos.

Agradecer que tenemos este líquido es vital, porque esa reverencia a la naturaleza crea la conciencia de cuidarla.

El agua no tiene precio, valorémosl­a usando sólo la necesaria.

Vigilante: Todavía no sabemos qué tanto lloverá este año, pero que los torrentes que alegran por la llegada del líquido vital no nos priven de seguir con el hábito de moderar el uso del agua. ¿Dónde? En todo rincón del planeta.

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