El enemigo del deportista es el instituto
Una vez más el Instituto del Deporte de Chihuahua atenta contra los atletas del estado al decidir de manera unilateral no participar en los Juegos Conade, competencia conocida anteriormente como Olimpiadas Nacionales.
Argumentando que con el dejar de acudir se está privilegiando la salud de los atletas, el organismo responsable del deporte una vez más da una puñalada por la espalda a miles de competidores, entrenadores y padres de familia que, no obstante las difíciles condiciones vividas en la actualidad, hubieron de esforzarse al doble con la intención de participar en la máxima justa deportiva amateur del país.
¿Los atletas chihuahuenses son los únicos propensos a enfermar? ¿Por qué la gran mayoría de los estados sí confirmaron su participación y estarán enviando a sus respectivas delegaciones?
Suena más a un pretexto, a una salida fácil la cuestión sanitaria que a un ejercicio de honestidad el decir que no se irá por el temor a que los chihuahuenses enfermen; considerar como válidos sus argumentos sugiere que expliquen entonces por qué hay en este momento competencias disputándose y por qué se tienen en organización otras tantas más.
¿Y el presupuesto para acudir a los juegos? ¿Dónde quedó o quedará el dinero que se tiene contemplado desde inicios del año para esos eventos? ¿Cuánto estaba destinado para ello? ¿En qué bolsa se guarda? ¿O ya se gastó? ¿En qué? Preguntas que por obligación ética, moral y legal deben responder desde las oficinas de la Ciudad Deportiva.
Las burdas e ilógicas explicaciones que se ofrecieron no tienen cabida, insultar a la inteligencia de todos los deportistas y sus cercanos con argumentos carentes de veracidad ante la incongruente determinación de no asistir, desenmascaran una vez más al Ichd, lo desnudan, retratan de cuerpo entero lo que ha sido en esta administración: un organismo contrario a los valores y esencia del deporte.
Seguir menospreciando a los deportistas, continuar con arteras agresiones a su preparación, su esfuerzo y su dedicación refleja la arrogante y soberbia personalidad de quien emite, promueve y decreta dejarlos sin competencia.