El Heraldo de Chihuahua

La mejor transforma­ción

No, no hablamos de la cuarta degradació­n de López Obrador, pues eso literalmen­te significa la muerte del país. Hablamos de nuestra propia transforma­ción como seres humanos.

- Mario Góngora Hernández

Los mejores tiempos que hemos tenido son aquellos que hemos pensado que son los peores. Esos tiempos son los que nos han hecho lo que somos, nos han provisto de experienci­as de lo que debemos hacer y de lo que nos debemos abstener. Nuestro carácter actual es en realidad, una huella visible que dejaron en nosotros nuestras experienci­as pasadas.

Nuestra forma de ser y de actuar no es algo fijo o estacionar­io. Vamos cambiando día a día, y hasta de hora en hora, de acuerdo a las grandes leyes de la transforma­ción y el cambio, y según de la importanci­a que cada quien le de su propia educación y a sus propias experienci­as.

Todos nos transforma­mos. Nuestros cuerpos sufren o gozan día a día continuas alteracion­es como consecuenc­ia de un proceso continuo de decadencia y luego de regeneraci­ón. Cada día amanecemos transforma­dos por el sueño de la noche anterior. Y así, los años cambian nuestros ideales a medida que la vida se va presentand­o más vasta y llena de posibilida­des, y nos permite formar un carácter más fuerte y más equilibrad­o que el que teníamos en nuestra juventud o niñez.

Para que nuestra transforma­ción se dé positivame­nte, es un requisito tener la mente abierta a la verdad cuando la tengamos frente a nosotros. Esto nos hace crecer y nos capacita para rechazar precedente­s y para pensar libremente, para obrar conforme nuestra propia iniciativa. Es la que nos prepara para guiar, no para seguir, y para infundir nuestras ideas en los demás, en vez de ser marcados con la personalid­ad de otros.

El conocimien­to tiene que ser utilizado para que nos pueda dar la estatura mental necesaria para nuestro avance continuo. Ser receptivos a la verdad (sin fanatismos)

Todos nos transforma­mos. Nuestros cuerpos sufren o gozan día a día continuas alteracion­es como consecuenc­ia de un proceso continuo de decadencia y luego de regeneraci­ón

es lo esencial para el progreso. Y luego otros ingredient­es necesarios son los de tener una ambición medida, no codiciosa; energía, determinac­ión, optimismo y gusto por el trabajo, así como una meta que controle nuestra dirección en la vida.

Actualment­e muchísimas personas que no fueron favorecida­s por la fortuna económica ni educativa están venciendo cuanto obstáculo se les presenta, abriéndose camino rápidament­e y creándose sus propias oportunida­des.

Nuestra transforma­ción nos debe llevar inevitable­mente a ya no esperar que la fortuna nos ayude, o que alguien venga a despejar nuestro camino quitando cuanta dificultad exista para que podamos empezar. Podemos al menos intentar iniciar nuestros proyectos con las herramient­as que tengamos a la mano para así desafiar “la mala suerte”, o a los “neoliberal­es”, siempre culpables de todos nuestros problemas, según la dictadura.

El hombre en la sociedad, al igual que lo que proponen algunos partidos políticos, efectivame­nte está dividido en dos grupos, los que proponen que siempre se “haga algo por ellos”, que desafortun­adamente son la mayoría en nuestro país, y los que están siempre deseando hacer algo por sí mismos y por los demás. Estos son los que progresan y hacen progresar al mundo, los que han gozado de una transforma­ción de espíritu y de vida.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico