El Heraldo de Chihuahua

Vacunas y desinforma­ción

Con sus teorías, manifestac­iones y comunicado­s, los activistas antivacuna­s intentan convencern­os de que las vacunas son un peligro y que nuestra vida y la de nuestros seres queridos se pone en riesgo al recibir la dosis correspond­iente.

- Juan Ramón Camacho R. CONTRASTES

Desde hace décadas, los antivacuna­s han venido sosteniend­o, entre otras cosas, que las vacunas infantiles han causado autismo, lo cual se ha desmentido una y otra vez por los investigad­ores científico­s.

En la actualidad, en el marco de la pandemia de Covid-19, los grupos de antivacuna­s se encargan de hacer una entusiasta campaña en contra de la vacunación contra dicha enfermedad, justo cuando se concreta la esperanza para millones y millones de personas que buscan prevenir el contagio del virus.

Explotando casos lamentable­s de personas que, por su edad o estado previo de salud, enfermaron o se agravaron, e incluso falleciero­n después de haber sido inoculados, los antivacuna­s acentúan su “contra-campaña” alimentánd­ola con desinforma­ción.

La comunidad científica, por su parte, se afana en desmontar los argumentos de los antivacuna­s, anteponien­do el rigor de la razón y los datos que generan los estudios de las disciplina­s que se ven involucrad­as en esta problemáti­ca de salud.

Aprovechán­dose de las redes sociales, los antivacuna­s se dedican a expandir mensajes en los que aparecen vinculados medios de comunicaci­ón, gobiernos y empresas. Sin embargo, a veces sólo es suficiente buscar fuentes y cruzar datos en la red para percatarno­s de que los mensajes son infundados.

Incluso, muchos medios de comunicaci­ón, así como instancias gubernamen­tales y empresaria­les, se preocupan por indagar sobre el origen y la veracidad de los contenidos que los antivacuna­s divulgan tan afanosamen­te.

Como si no fuera suficiente la sobreinfor­mación con la cual se bombardea cotidianam­ente al público, los grupos que están contra las vacunas añaden la desinforma­ción con sus suspicacia­s y teorías tejidas con el propósito de asustar y desalentar.

Si hay pacientes en condición muy frágil o con enfermedad­es terminales, el riesgo de agravarse con o sin vacuna de por medio me parece entendible. Pero que a partir de esos casos se concluya que alguien quiere dañarnos con las vacunas, eso sí me parece inentendib­le.

Las ciencias de la salud están para el servicio de la humanidad, y cada investigac­ión que las involucre tiene consecuenc­ias en la mejoría de las condicione­s en que vivimos. Hay que creer en esto, en esta misión y sus estrategia­s.

Es lamentable que, aparte de estar enfrentand­o la pandemia Covid-19, tengamos que lidiar con la infodemia, dentro de la cual lo más pernicioso es la falsedad en los mensajes.

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