La punta de lanza contra el Coronavirus en América Latina está en Cuba
Cuba fue un ejemplo a la hora de combatir el virus desde el inicio de la pandemia hasta las últimas navidades, pero está sufriendo desde enero un alarmante repunte de casos, especialmente en La Habana. La apertura de aeropuertos, la llegada a la isla en diciembre, a través de ellos, de familiares que viven en Estados Unidos, y la relajación de las medidas de control, fueron los causantes del incesante aumento de contagios. Pero a la vez, se convierte en la esperanza de América Latina para luchar contra el Covid-19 con las primeras vacunas producidas en la región.
Todavía están en periodo de prueba, pero la Soberana 2 y la Abdala, las dos vacunas cubanas que están más avanzadas de sus cinco propuestas, se pueden convertir en una esperanza más, en esta ocasión, diseñada, producida y distribuida desde América Latina. De momento en el próximo mes de mayo se vacunará a un millón setecientos mil cubanos en La Habana, según la directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud cubano, Ileana Morales. Ya se está vacunando a 150,000 integrantes del personal sanitario, hasta ese punto es la confianza que tienen sus autoridades en el buen rendimiento de la Soberana 2.
El turismo es un balón de oxígeno para Cuba, en mayo de 2019 se esperaban más de tres mil millones de dólares de ingresos gracias a los turistas, entre enero y abril de ese año el turismo extranjero creció un 7.2%. Llegó la pandemia y se eliminó una de las principales fuentes de ingresos para la isla. Una vez más para cubanos y cubanas de la necesidad se tuvo que hacer virtud, y la virtud salió de su ámbito de investigación: la falta de ingresos en dólares empujó la puesta en marcha de diversos proyectos de vacunas, dos de ellos pueden ser una realidad en muy poco tiempo.
Una lección más de que la inversión en ciencia es precisamente eso, una inversión y no un gasto. Las grandes potencias mundiales han producido vacunas
en tiempo récord por el mismo motivo que Cuba: la necesidad. En el caso de los países ricos, necesidad de que el mundo, tal como lo conocemos, no se pare, necesidad de que la economía internacional siga manteniendo empleos e ingresos. Pero ningún otro país con las dificultades que tiene la gran isla caribeña ha sido capaz de trabajar en investigación y producción de una manera tan eficiente como Cuba. Si comparásemos sus cifras económicas con las de Estados Unidos, China, Alemania o Rusia, por ejemplo, el resultado sería irrisorio; las empresas de estos países que están produciendo las vacunas que conocemos han buscado inversiones millonarias para poder conseguirlas en un tiempo récord. Inversiones que no ha tenido Cuba para el desarrollo de Soberana 2 y de Abdala. Evidentemente no aspira a tener una gran capacidad de producción, pero sí a lograr una eficacia suficiente para inmunizar a su población, ofrecer algunas unidades a los países latinoamericanos más necesitados, y a los turistas que, según ya están anunciando las autoridades cubanas, se puedan vacunar allí cuando, sobre todo, Soberana 2 cumpla con todas las medidas necesarias para ser suministrada de manera internacional.
Invertir en ciencia e investigación es invertir en el presente y el futuro de todos los países era obvio antes del coronavirus, pero si con esta pandemia las autoridades mundiales no han aprendido eso, hay que echarse a temblar.