En entrevista con Olga Wornat habla de la reedición del libro en el que traza un perfil de la primera dama en el sexenio de Vicente Fox
El Sol de México,
A20 años del surgimiento de lo que la escritora argentina Olga Wornat considera “el fenómeno político Martha Sahagún”, este 2021 se reeditó su libro La jefa, que retrata la vida de la primera dama durante la presidencia de Vicente Fox.
A decir de Wornat, “la vida de la primera dama más célebre, influyente y escandalosa de México, ha sido un enigma tras su salida de Los Pinos”.
Sin embargo, asegura que no ha vuelto a haber una mujer que haya tenido el mismo poder que ella logró mientras su esposo era Presidente.
“Políticamente incorrecta y ambiciosa, símbolo de la ostentación y el jolgorio, su aparición en la esfera pública movilizó las fibras íntimas de los mexicanos, poco habituados a incursiones femeninas de alto impacto”, asegura.
La periodista cuenta que poco a poco el poder emborrachó a Martita -como muchos la nombraban en esa época- y que “las promesas a los desvalidos se esfumaron en frases sin contenido que lanzaba en alguna fiesta de su fundación, mientras se dedicó con ahínco a engrosar sus cuentas bancarias y las de sus hijos.”
En entrevista con El Sol de México, la autora dice que aunque el nacimiento del fenómeno político se sitúa cuando Sahagún y Fox llegan a Los Pinos, en realidad ella ya tenía un alto perfil desde antes, durante la campaña y el tiempo de la transición política.
“Pero cuando entran a Los Pinos, Marta adquiere más preponderancia, y ahí nace “La Jefa”; la única primera dama que construyó un poder paralelo al del presidente, con una agenda política propia y un pensamiento político propio con el único afán de ser presidenta de México”, cuenta.
Asegura que Marta tenía su meta política, que era primero casarse con Fox, y después ser presidenta de México; una idea con la que él tampoco estuvo en desacuerdo porque, según Wornat, significaba para él la continuación en la política a través de su esposa.
Sí, cuando ya no tuvo más remedio, porque de alguna manera las críticas se habían hecho insostenibles. Marta ya había caído en las encuestas, además de que había muchas críticas hacia el gabinete, críticas de los empresarios, de la iglesia, incluso de su propio partido. Había una sumatoria de cuestiones negativas y creo que ese momento es cuando Vicente Fox la sepulta, y ese fue un momento muy duro para ella, porque realmente creía que él la iba a acompañar hasta el final de esa hazaña política, porque además estaban todos los tropiezos de Marta, los derroches, los gastos en vestimenta y en joyas que hacía Marta a través del estado mexicano, que se las cargaba al erario: joyas carísimas y gastos millonarios, así que tenía una imagen muy negativa… Fue una mujer que pudo llegar a ser algo, aunque fuera diputada o senadora, pero su desprestigio fue tan grande que terminó en el rancho de San Cristóbal.
Sí, es una buena semejanza, aunque Hillary hizo un cuadro político de una gran trayectoria, que nos puede gustar o no, pero es una mujer muy preparada política e intelectualmente, con esa diferencia, pero es buena semejanza. Además, Marta lo decía todo el tiempo: “Vicente Fox es presidente gracias a mí, porque yo trabajaba 24 horas al día; ni él no creía, pero yo sí, que él iba a llegar”. Es decir, hacía como un juego de que su esposo le debía la presidencia. Eso sí pasó.
Sí, ella sabía que se hacía un libro, aunque nunca conoció el contenido. Y nunca, eso sí debo reconocerle, nunca me pidió ver el manuscrito, aunque tampoco yo se lo iba a entregar, ni mucho menos. Y tampoco me dijo: “Esto que te estoy diciendo ahora no lo digas”… Nunca hubo una conversación en off the record, siempre fue con la grabadora por adelante. En ese aspecto, yo traté de cubrirme porque no la conocía, sabía que podía haber riesgos. Años después, cuando ellos dejaron el poder, los chicos de su equipo de prensa me contaron que la idea de Marta era que mi libro la catapultara en su afán de llegar a la candidatura a la presidencia; ella no pensó que yo iba a entrevistar a otras personas que no eran sus amigas, pero que la conocían mucho: Secretarios de estado, empresarios, etcétera, que me pintaron el perfil de ella completo. Yo entrevisté a todos, pero ella creyó que yo me iba a quedar solo con lo que ella me dijera.
Sí, y yo pensé: ¿por qué la voy a traicionar, si no somos amigas? No hubo traición, quizás en su mente. Quizás ella fue un poco ingenua y creyó que yo le iba a dar ese protagonismo que necesitaba, aunque ese protagonismo ya lo tenía; todos los medios hablaban de ella, y a ellos les contaba sus cuestiones privadas; en ese entonces compartía la cabaña presidencial y eso era un escándalo para la iglesia, porque digamos que vivían en amasiato dentro de la residencia de Los Pinos. O sea, fue una primera dama completamente atípica que rompió moldes de la política y de los formalismos de las primeras damas que siempre estaban un paso atrás del presidente, que no opinaban, que eran discretas… ¡Pero Marta fue un avión!
Por un lado, ella es la que de alguna manera instala la palabra empoderamiento, ella toma la terminología del feminismo, y por otra parte me acuerdo que ella me decía: “A mí me atacan porque soy mujer”. Y yo pensaba que eso era ridículo, porque las críticas no venían por el hecho de ser mujer, al contrario, al principio a las mujeres de México ella les caía bien, precisamente porque rompía con ese molde de la mujer sumisa, pero aparte ella banalizó todo, frivolizó la palabra feminismo, teniendo la posibilidad de haber hecho cosas nobles, dignas y excelentes con las mujeres, y de haber dejado un legado… Pero todo lo que quedó es corrupción, escándalos, derroche, despilfarro, cinismo.
Ninguna. Reeditamos este libro simplemente porque se cumplen 20 años de la llegada de Marta Sahagún y del nacimiento de ese fenómeno político.