El Heraldo de Chihuahua

Un cuento de hadas

TRAS 12 AÑOS SIN APARECER EN SEMIS, LA FRANJA CONTINUARÁ CON HISTÓRICA CAMPAÑA

- POR ALLAND JHONNATHAN EL SOL DE PUEBLA

Puebla.- La historia de cenicienta del Puebla no terminó en cuartos. Una barrida desesperad­a de Anderson Santamaría, sí, de un rojinegro, fue suficiente para meter a La Franja a la antesala de la final.

El peruano quiso que Santiago Ormeño no fuera el héroe camotero y tras una jugada de Gustavo Ferrareis, terminó por echar a su propio equipo al empujarla al fondo de la red, 1-0 final, 1-1 global y gracias a la posición en la tabla, la escuadra camotera ya está en semis.

El Puebla fue el Puebla del torneo rebasados los 25 minutos en el estadio Cuauhtémoc, Hasta antes chocó una y otra vez con una pared rojinegra, a veces jugó al filo de la navaja y en otras cortó el avance del rival con innumerabl­e cantidad de faltas tácticas. Poco a poco pudo combinar e imponer la técnica sobre el musculo dejó a Amaury Escoto ante el marco tapatío franco. Sin embargo, el delantero blanquiazu­l estrelló su disparo en el travesaño para devolverle el alma al cuerpo al Atlas.

La Franja crecía y se le venía encima a La Academia, que debía de multiplica­rse para detener el juego entrelínea­s de Omar Fernández y la llegada por fuera de los laterales como George Corral. Fue el ex del Querétaro el que se quedó cerca con un disparo mordido.

Las roscas prevalecía­n tras los primeros 45 minutos. Atlas se crecía y estaba más cerca del pase a semis, pero con todo que ganar, el técnico Larcamón quemó las naves y envió a hombres de descaro y frescos como Maxi Araujo y Gustavo Ferrarreis.

Diego Cocca respondió con hombres de más vocación defensiva.

La Academia prácticame­nte renunciaba a ir al frente.

El Puebla mantuvo la calma, sin perder la cabeza continuó a lo suyo y nueve minutos después de los cambios, por fin desniveló la balanza.

Ferrareis profundizó y centró en búsqueda de Ormeño. Santi se movía por el manchón penalti, quiso contactar, pero su custodio, Anderson Santamaría, se la jugó y falló. Un toque sutil fue suficiente para vencer a Camilo Vargas.

Atlas debía de inventarse algo para mantenerse con vida y a base de ganas

alcanzó a llegar. La Franja aguantó estoica, confiada de sí misma y pese a los seis minutos en el agregado mantuvo la serenidad para volver a las semifinale­s por primera vez en 12 años. No hubo más en el Cuauhtémoc, Puebla avanzó y su cuento de hadas sigue intacto.

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Los camoteros no le fallaron a su gente y ya son uno de los cuatro mejores equipos del campenato.
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Santi Ormeño fue el más peligroso a favor de los enfranjado­s.

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