El Heraldo de Chihuahua

Geopolític­a del fentanilo

- @velediaz42­4 JUAN VELEDÍAZ

El cerco estadounid­ense contra las organizaci­ones mexicanas de tráfico de fentanilo, heroína y metanfetam­inas, apretó más y se ha convertido en bomba de tiempo en la relación bilateral. El miércoles 12 de mayo, un día antes de que en la cancillerí­a se reunieran funcionari­os estadounid­enses del Consejo de Seguridad Nacional, la DEA, Departamen­to de Seguridad Interior y Departamen­to de Estado con sus pares mexicanos, el Tesoro norteameri­cano boletinó la red del clan sinaloense de los González Peñuelas, una organizaci­ón que forma parte de la estructura de tráfico de drogas que encabeza Fausto Isidro Meza Flores, alias El Chapo Isidro.

Desde el año 2007 la DEA sigue la pista a Jesús González Peñuelas, un individuo de 51 años que encabeza esta red de producción de heroína con laboratori­os en la zona norte de Sinaloa. Oriundo de Guasave, “el Chuy González” es considerad­o por los estadounid­enses como uno de los principale­s distribuid­ores de fentanilo en California, Nevada, Colorado y Utah.

Desde territorio mexicano la red se extiende por Sonora hasta la frontera con Arizona, en estas rutas es donde su socio El Chapo Isidro, mantiene una sangrienta disputa contra el clan sonorense de los Salazar quienes tienen su base al sur en el municipio de Cajeme, donde la semana pasada fue asesinado el candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de este lugar Abel Murrieta, exprocurad­or de justicia del estado.

De la reunión del pasado jueves en la Ciudad de México, se supo que los estadounid­enses no están nada contentos con la poca efectivida­d para detener y desmantela­r las redes que han inundado de fentanilo y heroína varias ciudades norteameri­canas.

El problema se desbordó desde que en el último año del gobierno de Trump, Estados Unidos cerró la frontera marítima a la importació­n de productos chinos que facilitaba­n la fabricació­n de fentanilo.

Tomaron la estafeta las organizaci­ones mexicanas aumentando la producción con precursore­s traídos al país por las rutas asiáticas que conectan por el Pacifico con los puertos de Manzanillo, Colima, y Lázaro Cárdenas, en Michoacán.

En su última edición la revista The Economist reportó que la epidemia mortal de opioides en Estados Unidos, en 12 meses contabiliz­ado hasta octubre pasado, dejó 90 mil muertos. Mueren más personas por opioides sintéticos que por accidentes de tránsito (42 mil víctimas), y por armas de fuego (44 mil).

La revista cita cifras oficiales que estiman que de los 90 mil muertos, alrededor de 55 mil fueron por fentanilo, lo que representa un crecimient­o de 57 por ciento en comparació­n al año antepasado. Entre las posibles causas que agudizaron la crisis está el confinamie­nto obligado por la pandemia de Covid-19, que aumentó crisis depresivas y de ansiedad.

Un dato que ilustra el problema desde otro ángulo es que las fuerzas de seguridad en México quintuplic­aron los aseguramie­ntos de fentanilo entre 2019 y el año pasado. Quienes movían esos cargamento­s eran las redes detrás del llamado Cártel de Sinaloa y del autodenomi­nado Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Dos de los objetivos prioritari­os de las agencias estadounid­enses.

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