Antonio Ríos Ramírez
Las últimas semanas hemos estado bombardeados de publicidad electoral, los medios prácticamente se concentran en las próximas votaciones. En reuniones familiares y con amigos sale el tema “no puede ser posible que vaya a ganar…”. A partir de estas pláticas hice un experimento muy sencillo, pregunté a los familiares cercanos, amigos y estudiantes: ¿Sabes quiénes son los candidatos? ¿Conoces su trayectoria?, y todavía una más difícil mmm, ¿en qué distrito vives? Después de una semana de estar preguntando mis resultados fueron conocen a dos de los candidatos al Gobierno del Estado, uno por nombre y a la candidata porque fue presidenta, a los demás, prácticamente no los conocen.
Para la Presidencia Municipal conocen a uno porque fue presidente y a otro por nombre. Lo sorprendente fue también que para las diputaciones no conocen a ninguno y de la pregunta sobre el distrito en que vivían, arriba del noventa por ciento no sabe en qué distrito vive.
La realidad es que nuestra democracia es muy fácil, principalmente por la baja cultura cívica que tenemos. Si queremos que los partidos cambien, que los candidatos cambien, que los gobernantes cambien, debemos empezar por nuestra cultura, y el primer paso es estar informados. Un paso importante, necesario y que puede hacer una diferencia y contribuir a exigir calidad a los partidos y a las y los candidatos es informarte, investigar y pedirle cuentas a quienes se han postulado para contender en las próximas elecciones.
Seguimos escuchando: “¿Para qué? Siempre son los mismos. Nada va a cambiar. Mejor no votar, nunca nos toman en cuenta” y ese largo etcétera que conocemos todos. Posiblemente la apatía, el desinterés y sobre todo, el fastidio, sean los grandes enemigos a vencer en estas elecciones ¿Qué podemos hacer para darle calidad a la democracia mexicana en este proceso electoral? Los partidos políticos, y las y los políticos tampoco ayudan. El contenido de las campañas es insultante para la ciudadanía. ¿Realmente creen que con spots acusadores los electores votarán convencidos? El proceso tiene aristas infinitas para criticar, pero ¿qué podemos
hacer ante esto? A unos cuantos días de las elecciones, cobra especial importancia el llamado “voto informado”, que tiene por finalidad lograr que el ciudadano emita su voto con criterio y responsabilidad. Les confieso que, viendo los debates de los candidatos, será triste ir a votar por esos perfiles y más triste tener que recurrir al voto útil, pero hoy por hoy, así están las reglas del juego.
El ciudadano “no se da el trabajo” de buscar la información sobre los antecedentes de los candidatos a quienes darán su voto, ni menos sobre lo que ofrecen las organizaciones políticas, cuyos ofrecimientos pueden ser inclusive hasta imposibles. La falta de información a todos los niveles y en todos los rincones es un elemento de la baja educación cívica que se tiene. Si comenzamos por preocuparnos en buscar cómo educar políticamente al ciudadano y encontramos por lo menos algunas pocas alternativas, estaremos comenzando por hacer más democracia en nuestro país. Si queremos un cambio, inicia por nosotros, informándonos, informando a los demás. Votemos y convoquemos a votar a los demás. Cuando emitimos un voto informado, estamos conscientes de nuestra participación. En esta época requerimos de todos para la promoción del voto, pero con la característica que tenemos unos días para informarnos e informar. Después será demasiado tarde, y ya sabemos las consecuencias.
antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.