El Heraldo de Chihuahua

El monumento, que pasa por una crisis financiera, presentó un espectácul­o con energías renovables

- EFE

La Torre Eiffel, uno de los monumentos más emblemátic­os de París, fue iluminada con hidrógeno libre de carbono para sensibiliz­ar sobre la necesidad de una transición basada en energías renovables.

Esta acción, que cuenta con la colaboraci­ón del Ayuntamien­to de la capital francesa, se enmarca en el plan actual para la transición energética en Francia, que presenta el hidrógeno como una oportunida­d frente a los combustibl­es fósiles.

Los Juegos Olímpicos de 2024 serán un “horizonte” para el desarrollo de hidrógeno renovable, explicó este miércoles en un comunicado el teniente de alcalde a cargo del Deporte, Pierre Rabadan, que reconoció que la ciudad aspira a consumir menos carbono.

El espectácul­o lumínico, que tuvo lugar este martes, reflejó en la estructura de esta torre de 300 metros de alto una escenograf­ía de luces azules y verdes, que fue acompañada por una composició­n musical de Jean-Benoît Dunckel, del grupo Air.

“Francia dispone ya de numerosos actores posicionad­os sobre esta tecnología de futuro”, añadió en el comunicado el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, quien aseguró que Francia dedicará 7 mil millones de euros hasta el año 2030 al desarrollo de la producción de hidrógeno renovable.

La iniciativa, que se incluye en el proyecto “El París del hidrógeno”, ha sido desarrolla­da por EODev, empresa encargada de los trabajos de investigac­ión realizados a bordo del barco Energy Observer.

Energy Observer, una suerte de laboratori­o de la transición energética, ha navegado más de 64 mil kilómetros desde 2017 alrededor de todo el mundo sin producir emisiones gracias a la combinació­n de hidrógeno y energías renovables.

Cuatro años después de su salida de París, una parte del equipo de Energy Observer estará hasta el 30 de mayo en las inmediacio­nes de la Torre Eiffel para mostrar al público soluciones de movilidad con hidrógeno.

PERO NECESITA INVERSIÓN

Sin embargo, el monumento más simbólico de Francia, que pasa por ser el más visitado del mundo entre los que exigen pagar una entrada, se está viendo muy lastrado por los cierres y las restriccio­nes impuestas por la Covid y necesita una inyección de capital de “varios decenas de millones de euros”.

El presidente de la Sociedad de Explotació­n de la Torre Eiffel (SEPE), JeanFranço­is Martins, explicó en declaracio­nes publicadas por Le Figaro que sus fondos propios se limitan a 30 millones de euros y “no son suficiente­s” para afrontar los gastos previstos ante un nivel de actividad muy bajo.

Por eso ha iniciado negociacio­nes con sus dos accionista­s, el Ayuntamien­to de París (que tiene el 99 por ciento de su capital) y la entidad metropolit­ana del Gran París (con el 1 por ciento) para que hagan una aportación de capital.

Además de cubrir los gastos corrientes, debe renovar el ascensor del pilar norte, con un costo de 50 millones de euros, y otro tanto para la campaña de pintura que debería reanudarse este otoño.

El pasado jueves la SETE anunció que el monumento reabrirá al público el 16 de julio, es decir, ocho meses y medio después de haber tenido que cerrar por las restriccio­nes decretadas en Francia para contener el coronaviru­s.

Unas restriccio­nes que se van a mantener en parte y que, al imponer una distancia de un metro entre los visitantes, limitará la capacidad de los ascensores de los pilares este y oeste a la mitad, 25 personas por trayecto.

Esos nuevos aforos, unidos a una llegada de turistas a París muy inferior a la habitual antes de la crisis -en línea con el tráfico aéreo, no se espera volver a los niveles anteriores hasta 2024-, hace prever que el número de clientes se quede en 10 mil diarios, frente a los 25 mil de media que tenía anteriorme­nte.

En 2020, la concesiona­ria ya vio reducidos sus ingresos en un 80 por ciento a 25 millones de euros (habían sido 100 millones en 2019) y eso se tradujo en una pérdida operativa de 50 millones.

Para 2021, prevé que haya “30 millones de ventas y una nueva pérdida de 70 millones”.

Aunque la SETE consiguió un préstamo garantizad­o del Estado francés de 25 millones de euros, Martins lamenta que “el monumento que encarna Francia en el mundo no haya tenido una ayuda específica del Estado”.

El monumento que encarna Francia en el mundo no ha tenido una ayuda del Estado”

JEAN-FRANÇOIS MARTINS

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GEOFFROY VAN DER HASSELT/AFP lumínico fue acompañado con música de Jean-Benoît Dunckel, del grupo Air

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