NIÑAS, NIÑOS Y MEDIOS DIGITALES, ¿UN RIESGO?
Actualmente estamos en una era donde las niñas y los niños presentan un dominio casi total en el manejo básico de las tecnologías, entendiendo a éstas como el celular o las tablet y, en últimas instancias, la computadora. Si hablamos de fechas, se dice que desde hace aproximadamente cuatro años los menores ya nacen permeados y dominados por el uso de estos dispositivos. Anteriormente hemos planteado que el uso de la tecnologías tiene aspectos benéficos para la supervivencia de la vida humana, ya que si tenemos alguna duda o alguna situación que remediar dentro de cualquier situación que se nos presente, inmediatamente recurrimos a ver algún tutorial en YouTube o preguntarle a Google, a Alexa, a Siri y, en algunos casos —los menos—, a Cortana, porque es más fácil pedirle las cosas hablando que teclearlas.
Hasta cierto punto quedamos en un sentido dependiente y a veces exageradamente cómodo en relación al uso de cualquiera de los dispositivos antes mencionados. Podemos decir que “está bien”, pues son adultos quienes deciden utilizar cómo dar uso y disponer de nuestra información en los medios digitales. Por esta misma razón distintas plataformas se rigen por diferentes algoritmos que se encargan de registrar nuestros gustos, por lo que de inmediato si nos llega a gustar algún producto empezamos a recibir notificaciones sobre ofertas o notas relacionadas a nuestras publicaciones o comentarios. En cierta medida se nos facilita por mucho el tener que ir de manera tradicional a buscar físicamente los artículos de interés, pero, ¿qué pasa cuando las niñas y los niños son los que están en contacto con esta manera de disponer de las tecnologías y de redes sociales?
No es novedad ver en internet noticias o notas “divertidas” de cómo los menores usan la tecnología mejor que algunos adultos para acceder a videos de YouTube o servicios de streaming como Netflix, donde ni siquiera es necesario que ellos lean o escriban algo, simplemente con dar clic en un enlace o en una imagen interactiva, que para ellos es reconocible para ver una película o caricatura. Para muchos es más fácil dejarles frente a una pantalla para que estén entretenidos mientras se realizan los quehaceres diarios. Con la aparición de la pandemia por Covid-19 y la virtualidad de las clases, este hecho —el uso de las tecnologías— se ha vuelto indispensable para el desarrollo de los cursos escolares, y eso no se puede discutir.
Pero en otros casos hemos visto cómo niñas y niños entienden el manejo de los asistentes personales por comandos de voz, como es el caso de Alexa, y cómo muchos de los que compran este dispositivo registran sus datos de usuario, así como datos de tarjetas para pago, para que posteriormente los menores simplemente pidan algo cuando se les da la opción y lo compren: en últimas, los padres se dan cuenta ya cuando están recibiendo la mercancía adquirida. Las niñas y los niños tienden a imitar a sus mayores, es algo que ha estado presente en nuestra naturaleza para sobrevivir, por eso es muy importante tener cuidado con la cultura digital que presentamos frente ellos, sobre todo con dispositivos que se rigen con comandos de voz, aquí también entran algunos automóviles que se activan de la misma forma y con un infante a bordo se pueden presentar situaciones difíciles de manejar.
Estadísticamente se ha planteado que para hacer uso de algún dispositivo se debe contar con un mínimo de edad de 12 años, dado que en esta etapa los infantes ya cuentan con un grado mayor de conciencia en relación a lo “bueno y lo malo”, sobre todo un mejor entendimiento de la cultura del manejo de dispositivos electrónicos, de lo digital y, sobre todo, de las redes sociales.
En un artículo anterior se hablaba sobre los riesgos que corren los menores de edad al ser usuarios de las distintas plataformas en redes sociales, si bien en muchas de ellas se pide una confirmación sobre la mayoría de edad, para algunos les es fácil mentir o saltarse este paso, lo que da pie a muchas posibilidades de poner en riesgo la integridad de los usuarios. La red digital permite si bien, mantener en medida de lo posible el anonimato, pero cuando no, siendo el caso de la mayoría de los menores que están dados de alta como usuarios, su imagen y videos quedan expuestos a una gran cantidad de público, que puede hacer uso de su contenido.
Tal fue en caso de una serie de demandas que se realizaron por hacer uso de varias fotos de menores de edad para calendarios, demandas que no procedieron, ya que la mayoría de las fotografías fueron descargadas de manera libre por medio de redes sociales, de aquí se empezaron a elaborar una serie de medidas preventivas para contenido, y por ello las políticas de privacidad para el uso de distintas redes y plataformas que piden acceso abierto a material de los dispositivos desde donde se descargan. Tristemente estas políticas son omitidas e ignoradas por la mayoría de los usuarios.
Debe considerarse fuertemente la concientización sobre el uso de dispositivos, así como el acceso de los medios digitales para con menores de edad, tomando en cuenta el contenido, los horarios de uso y una correcta supervisión de los tutores hacía con los menores protegiendo su integridad contra los peligros y malos tratos que se pueden presentar dentro de las distintas plataformas por otros usuarios.