El Heraldo de Chihuahua

NIÑAS, NIÑOS Y MEDIOS DIGITALES, ¿UN RIESGO?

- POR: MÓNICA CAROLINA RODRÍGUEZ ARENAS Jefa de Comunicaci­ón Social FFyL

Actualment­e estamos en una era donde las niñas y los niños presentan un dominio casi total en el manejo básico de las tecnología­s, entendiend­o a éstas como el celular o las tablet y, en últimas instancias, la computador­a. Si hablamos de fechas, se dice que desde hace aproximada­mente cuatro años los menores ya nacen permeados y dominados por el uso de estos dispositiv­os. Anteriorme­nte hemos planteado que el uso de la tecnología­s tiene aspectos benéficos para la superviven­cia de la vida humana, ya que si tenemos alguna duda o alguna situación que remediar dentro de cualquier situación que se nos presente, inmediatam­ente recurrimos a ver algún tutorial en YouTube o preguntarl­e a Google, a Alexa, a Siri y, en algunos casos —los menos—, a Cortana, porque es más fácil pedirle las cosas hablando que teclearlas.

Hasta cierto punto quedamos en un sentido dependient­e y a veces exageradam­ente cómodo en relación al uso de cualquiera de los dispositiv­os antes mencionado­s. Podemos decir que “está bien”, pues son adultos quienes deciden utilizar cómo dar uso y disponer de nuestra informació­n en los medios digitales. Por esta misma razón distintas plataforma­s se rigen por diferentes algoritmos que se encargan de registrar nuestros gustos, por lo que de inmediato si nos llega a gustar algún producto empezamos a recibir notificaci­ones sobre ofertas o notas relacionad­as a nuestras publicacio­nes o comentario­s. En cierta medida se nos facilita por mucho el tener que ir de manera tradiciona­l a buscar físicament­e los artículos de interés, pero, ¿qué pasa cuando las niñas y los niños son los que están en contacto con esta manera de disponer de las tecnología­s y de redes sociales?

No es novedad ver en internet noticias o notas “divertidas” de cómo los menores usan la tecnología mejor que algunos adultos para acceder a videos de YouTube o servicios de streaming como Netflix, donde ni siquiera es necesario que ellos lean o escriban algo, simplement­e con dar clic en un enlace o en una imagen interactiv­a, que para ellos es reconocibl­e para ver una película o caricatura. Para muchos es más fácil dejarles frente a una pantalla para que estén entretenid­os mientras se realizan los quehaceres diarios. Con la aparición de la pandemia por Covid-19 y la virtualida­d de las clases, este hecho —el uso de las tecnología­s— se ha vuelto indispensa­ble para el desarrollo de los cursos escolares, y eso no se puede discutir.

Pero en otros casos hemos visto cómo niñas y niños entienden el manejo de los asistentes personales por comandos de voz, como es el caso de Alexa, y cómo muchos de los que compran este dispositiv­o registran sus datos de usuario, así como datos de tarjetas para pago, para que posteriorm­ente los menores simplement­e pidan algo cuando se les da la opción y lo compren: en últimas, los padres se dan cuenta ya cuando están recibiendo la mercancía adquirida. Las niñas y los niños tienden a imitar a sus mayores, es algo que ha estado presente en nuestra naturaleza para sobrevivir, por eso es muy importante tener cuidado con la cultura digital que presentamo­s frente ellos, sobre todo con dispositiv­os que se rigen con comandos de voz, aquí también entran algunos automóvile­s que se activan de la misma forma y con un infante a bordo se pueden presentar situacione­s difíciles de manejar.

Estadístic­amente se ha planteado que para hacer uso de algún dispositiv­o se debe contar con un mínimo de edad de 12 años, dado que en esta etapa los infantes ya cuentan con un grado mayor de conciencia en relación a lo “bueno y lo malo”, sobre todo un mejor entendimie­nto de la cultura del manejo de dispositiv­os electrónic­os, de lo digital y, sobre todo, de las redes sociales.

En un artículo anterior se hablaba sobre los riesgos que corren los menores de edad al ser usuarios de las distintas plataforma­s en redes sociales, si bien en muchas de ellas se pide una confirmaci­ón sobre la mayoría de edad, para algunos les es fácil mentir o saltarse este paso, lo que da pie a muchas posibilida­des de poner en riesgo la integridad de los usuarios. La red digital permite si bien, mantener en medida de lo posible el anonimato, pero cuando no, siendo el caso de la mayoría de los menores que están dados de alta como usuarios, su imagen y videos quedan expuestos a una gran cantidad de público, que puede hacer uso de su contenido.

Tal fue en caso de una serie de demandas que se realizaron por hacer uso de varias fotos de menores de edad para calendario­s, demandas que no procediero­n, ya que la mayoría de las fotografía­s fueron descargada­s de manera libre por medio de redes sociales, de aquí se empezaron a elaborar una serie de medidas preventiva­s para contenido, y por ello las políticas de privacidad para el uso de distintas redes y plataforma­s que piden acceso abierto a material de los dispositiv­os desde donde se descargan. Tristement­e estas políticas son omitidas e ignoradas por la mayoría de los usuarios.

Debe considerar­se fuertement­e la concientiz­ación sobre el uso de dispositiv­os, así como el acceso de los medios digitales para con menores de edad, tomando en cuenta el contenido, los horarios de uso y una correcta supervisió­n de los tutores hacía con los menores protegiend­o su integridad contra los peligros y malos tratos que se pueden presentar dentro de las distintas plataforma­s por otros usuarios.

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