José Luis Camacho
Treinta horas
después de que las y los ciudadanos mexicanos hayamos definido pacifica y masivamente la titularidad de casi 20 mil 500 cargos de elección popular y que hayamos dado un paso contundente en favor de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos, el territorio mexicano recibirá la visita de una política que ha abierto nuevos caminos para la plena participación de las mujeres en su país: Kamala Harris, primera vicepresidenta en la historia de Estados Unidos, quien se entrevistará con el presidente mexicano.
Si bien la relación bilateral cuenta en estos momentos con numerosos temas y pendientes, la vicepresidenta Harris atiende la misión que le fue asignada en marzo pasado directamente por el presidente Joe Biden: gestionar la crisis migratoria originada en su frontera sur por el flujo migratorio proveniente del triángulo centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador), así como del sur de México.
Desde entonces, la vicepresidenta se ha convertido en la mayor gestora de inversión y de proyectos productivos para la zona, comprometiendo para ello la participación del sector privado, organizaciones no gubernamentales y los propios gobiernos nacionales. Se trata, evidentemente, de una visión integral del fenómeno migratorio y es justamente el que buscará impulsar con el presidente mexicano.
La frase con la que la vicepresidenta Harris comenzó la videollamada que apenas el pasado 7 de mayo sostuvo con el presidente mexicano fue:
"…tenemos que hacer el trabajo que se requiere para lograr una alianza productiva…", y viene a concretarlo.
Ello evidentemente cierra el paso a cualquier ocurrencia, anécdota, pretexto mediático o argucia que desde el lado mexicano se pretenda utilizar para no comprometerse claramente en una agenda de trabajo y creer que sembrar árboles frutales constituye una verdadera opción de empleo y de presente para millones de personas.
México tiene poco qué presumir en materia migratoria, pues la evidente mala gestión de la economía, de la pandemia y de la seguridad ha reactivado la migración interna hacia Estados Unidos, de connacionales que buscan oportunidades de empleo y supervivencia porque en sus lugares de origen dejó de recibirse apoyo gubernamental en materia de programas sociales, empleo y en la lucha contra la violencia, la corrupción y la impunidad.
La agenda urgente de México es la del desarrollo y justicia social. Esperamos que la visita de la vicepresidenta Kamala Harris sea un buen momento para recordarlo y llevarla a la práctica.
Si México quiere ser un aliado en la política migratoria que ha impulsado el gobierno de Joe Biden, entonces tiene que hacer un trabajo eficaz y contundente en su propio territorio no solo utilizando a la GN como muro.