Tomarse un tiempo de descanso
La vida nos llena de cansancios, tensiones, heridas, gozos buenos, deseos realizados o por realizar, miedos y esperanzas.
En ocasiones, nos falta equilibrio. Las tensiones se hacen más agudas, notamos el peso de algunas urgencias, y el corazón siente una extraña angustia. Necesitamos, entonces (y siempre) recuperar el equilibro interior, para que la paz nos ayude a afrontar cada cosa con una perspectiva justa. En un manuscrito de un monje anónimo, quizá escrito el siglo XVII, se puede leer un consejo que tiene una actualidad sorprendente.
"Seguramente habrás notado que cuando estás cansado o tienes una herida en el corazón, todo se hace más difícil. Porque si el corazón está herido, aunque busques dominarte y, con la gracia de Dios, consigas disimular, aquella herida sangrante te quita las fuerzas y siempre se produce una ocasión que, cuando menos te lo esperas, aquel dolor te domina y te lleva a actuar como no quisieras".
Llegar a esos momentos en los que explota la situación nos causa pena. Descubrimos la propia vulnerabilidad, y también los demás perciben que algo no está bien en nuestro interior. El manuscrito antiguo ofrece un consejo que puede ayudarnos ante esas situaciones difíciles.
(Textos tomados de monje anónimo del siglo XVII que ha sido llamado Maestro de San Bartolo, en un libro titulado "Abbi a cuore il Signore", San Paolo, Cinisello Balsamo 2020, p. 208). (catholic.net)