Encuentra lo que has perdido y más con San Antonio de Padua
En general, acudimos a él para encontrar objetos olvidados o extraviados, como el teléfono celular o algunas pertenencias.
Este monje franciscano del siglo XIII -comúnmente representado sosteniendo al Niño Jesús o una Biblia en sus brazos- es bastante venerado en el mundo. El 13 de junio la Iglesia conmemora la fiesta del santo, uno de los predicadores más importantes del siglo XIII. Joven, viajó por todo el suroeste de Francia para transmitir el Evangelio. A sus 30 años atraía a las multitudes en cualquier lugar a donde iba, por lo que tenía que predicar en campos abiertos, a las afueras de las ciudades. Al terminar, dedicaba horas y horas a la confesión de las almas de sus fieles. Así, murió de agotamiento a los 36 años. Fue canonizado en menos de un año. Un santo cercano a Dios y al pueblo, modelo a seguir.
Sin embargo, sus inicios no fueron fáciles. Cuando se integró la comunidad de los franciscanos no le prestaron mucha atención. Estaba pelando papas en el monasterio de Montepaolo cuando lo buscaron para sustituir al predicador.
¡Ese día todos se quedaron sorprendidos al oírle hablar! Tenía gran facilidad para citar la Biblia, empleaba imágenes y símbolos al predicar, usaba un vocabulario sencillo y sus palabras mostraban un gran entusiasmo... ¡Era imposible no escucharle!
Sus superiores se sorprendieron de sus capacidades, por lo que, incluso el propio san Francisco de Asís lo envió a predicar por Francia e Italia. Todo esto sucedió cuando san Antonio no llegaba aún a 30 años.
Este gran siervo de Dios, que conocía muy bien las Sagradas Escrituras, al haber meditado en ellas durante noches enteras, logró tocar muchos corazones. ¡Aún hoy tiene muchas cosas que enseñarnos!
Este gran hombre de Dios encontró su fuerza en la oración, en la meditación del Evangelio y en la soledad que vivió en las grutas de Brive, Francia, las cuales hasta hoy acogen a los peregrinos deseosos de tener una intimidad con Dios.
"La palabra es viva cuando son las obras las que hablan. Cesen, ruego, los discursos, que hablen las obras...".
¡No olvides que San Antonio de Padua aún deja la huella de Dios por donde pasa! (aleteia.org)