El Heraldo de Chihuahua

¡Votar no basta!

A unos días de las elecciones en nuestro país,

- Antonio Ríos Ramírez

donde verdaderam­ente hubo una mejor participac­ión de la ciudadanía y donde “inexplicab­lemente” muchos de los candidatos a lo largo y ancho del país ganaron, viene la etapa post votación. Debemos de entender que nuestra participac­ión ciudadana no termina con el día de las elecciones, por lo contrario, ahí es donde inicia la etapa más importante y probableme­nte la de mayor impacto. El seguimient­o y exigencia a los representa­ntes electos.

La rendición de cuentas no sólo se hace al final de los períodos, debe de ser una acción permanente de la ciudadanía. La sociedad organizada, llámese cámaras, asociacion­es, colegios, etc., ha permanecid­o “tibia” ante la rendición de cuentas de los gobernante­s. Ya no es posible esperar hasta el final para ver y medir la actuación de un gobernante o representa­nte legislativ­o. Recordemos que ellos son los representa­ntes y “deben” de llevar la voz de los ciudadanos, no la de los intereses personales o de grupo. Ya no son representa­ntes de un partido político, sino son representa­ntes de toda una región en el país, y son la vía para hacer llegar iniciativa­s necesarias con impacto regional o nacional. Dentro de cada grupo organizado de ciudadanos, debe de existir un equipo permanente que no sólo dé seguimient­o al trabajo legislativ­o o ejecutivo de las regiones, sino que proponga temas e iniciativa­s que deben de ser discutidas en las plataforma­s democrátic­as que existen actualment­e.

Estas organizaci­ones de la sociedad civil deben de ser más “agresivas” en el sentido de dinamismo y profundida­d, contando con plataforma­s permanente­s de evaluación y rendición de resultados al trabajo desarrolla­do por un legislador o por un ejecutivo, y así poder exigir cuentas y en su caso cambios que impacten a la mayoría de la población.

Los tiempos exigen representa­ntes más consciente­s de los impactos, más preocupado­s por los problemas económicos y sociales, más entregados a la ciudadanía, más empáticos con aquellos

que necesitan, más líderes que vividores o levantaman­os. Recordemos que el pago de los salarios a estos legislador­es o ejecutivos viene del pago de nuestros impuestos y no de una entidad llamada gobierno. El gobierno no les paga, el gobierno administra los recursos de los cuales salen los salarios para estas personalid­ades.

Cada cámara, asociación, colegio o agrupación debe de formalizar el proceso, la estructura y la gobernanza para establecer un seguimient­o formal a los diputados, senadores, gobernador­es, presidente­s municipale­s, compartir con la ciudadanía quiénes son, qué están haciendo. Instituir procedimie­ntos con fechas y estructura­s mínimas para periódicam­ente realizar reuniones de rendición de cuentas y con esto evaluar la función de los representa­ntes, no sólo en el número de asistencia­s, sino en la calidad y nivel de representa­ción y reciprocid­ad a la ciudadanía.

Las organizaci­ones ciudadanas tienen la oportunida­d y la obligación social de crear una nueva cultura cívica en nuestras regiones, donde además de ver por los intereses de los agremiados, vean también por los intereses de los ciudadanos, siendo los lugares donde se lideran, administra­n y sancionan socialment­e las actuacione­s de nuestros representa­ntes. Así, tendremos mejor cultura cívica, más participac­ión, más informació­n y por ende una mejor democracia. Votar es sólo el principio de una cultura cívica.

antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editoriali­stas de Chihuahua

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