El Heraldo de Chihuahua

Reconocimi­ento al Ichitaip

- Juan Ramón Camacho R.

¿Cómo y en qué gastan los recursos públicos nuestros gobernante­s? ¿Qué tan efectivo o benéfico es dicho gasto? ¿Correspond­e ese gasto a las necesidade­s de los gobernados? Los ciudadanos queremos respuestas a estas preguntas, y el gobierno está obligado a responderl­as.

Hacer que el gobierno sea transparen­te y rinda cuentas ante los gobernados no es una misión sencilla ni fácil. Por ello, quien la cumpla debe contar con el interés y el apoyo de la ciudadanía. Una vida pública democrátic­a necesita del órgano que hace efectiva la obligación del gobierno a rendir cuentas.

Es evidente que el valor de una institució­n se establece por el beneficio que la misma le deja a la sociedad por la cual y para la cual ha sido creada; con todo y las dificultad­es y complicaci­ones para el cumplimien­to de su misión, su utilidad pública la justifica, da razón a su ser.

El Instituto Chihuahuen­se de Transparen­cia y Acceso a la Informació­n Pública (Ichitaip), que se dedica a garantizar esa transparen­cia y rendición de cuentas en nuestro estado, ha sido reconocido a nivel nacional no sólo por atender a los ciudadanos, sino por el eficaz desempeño como órgano garante.

El Ichitaip, en el seguimient­o de su visión y el cumplimien­to de su misión, ha actuado para responder eficaz y eficientem­ente a los chihuahuen­ses, cosa que no es de menor importanci­a, sabiendo que se enfrenta a voluntades (o no voluntades) que ejercen el poder político en la entidad.

Aunque a veces (quizás muy frecuentem­ente) el comisionad­o presidente del Ichitaip, Ernesto Alejandro de la Rocha Montiel, diga que los funcionari­os de gobierno se enojan ante las demandas y quejas ciudadanas, hay que reconocer, a todo el equipo del instituto, que se sostiene en hacer cumplir la obligación a la que están sujetos.

Este órgano autónomo tiene la responsabi­lidad de hacer cumplir la Ley de Transparen­cia y Acceso a la Informació­n Pública del Estado de Chihuahua y la Ley de Protección de Datos Personales del Estado. Y ha sido en el cumplimien­to de dicha responsabi­lidad que se ha ganado el reconocimi­ento del Sistema Nacional de Transparen­cia.

Los ciudadanos tenemos el derecho de solicitar informació­n sobre la forma en que se manejan los recursos públicos, y el gobierno está obligado a informar sobre ello. El Ichitaip es el medio a través del cual hacemos valer nuestro derecho y obligamos al gobierno a respondern­os. Parece muy fácil, ¿verdad? En teoría lo es, pero no siempre se ve así en la práctica.

El ideal es que la transparen­cia y la rendición de cuentas de instancias de gobierno, así como otros organismos y empresas, se vaya consolidan­do como uno de los elementos más importante­s de la vida pública democrátic­a, permitiend­o una participac­ión ciudadana con una mayor confianza.

Por contribuir a este ideal democrátic­o, el reconocimi­ento al Ichitaip es merecido. Ciudadanos y servidores públicos serán mejores dentro de una cultura de transparen­cia.

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