El Heraldo de Chihuahua

Jorge Gaviño

- Jorge Gaviño Diputado de la CdMx por el PRD

Para nada es una buena señal que algunas entidades autónomas (sobre todo aquellas que vigilan la rendición de cuentas de las autoridade­s y velan por un Estado libre, soberano, democrátic­o y justo) estén perdiendo terreno. Algo similar podría decirse de la pugna que han sostenido los órganos electorale­s locales de la capital de la República, el Instituto y el Tribunal Electoral de la Ciudad de México, con la Secretaría de Administra­ción y Finanzas por el recorte presupuest­al que decidieron aplicarles.

"El poder ejecutivo quisiera tener todo poder posible bajo su mando, piramidado, como una gran empresa." Gabriel Zaid

¿Cómo es que algo llega a su fin? Antes hay señales, avisos, signos, publicacio­nes o declaracio­nes que nos han de poner en alerta. Lo que quizá sea más importante es saber cómo interpreta­mos esos síntomas, elaborar un diagnóstic­o antes de que lamentemos las consecuenc­ias.

Amediados de esta semana, en una de las conferenci­as matutinas, se le preguntó al presidente sobre la reforma al Poder Judicial y la posibilida­d de que alguno de los ministros de la Suprema Corte pudiera dar luz verde. Como era de esperarse, el presidente insistió en la pertinenci­a de tener ahí a Arturo Zaldívar por "reunir las condicione­s" para ello.

Al decir esto, López Obrador recalcó que más que las institucio­nes, lo de verdad fundamenta­l ("el alma de las institucio­nes"), es el grupo de servidores públicos a cargo. Dicha valoración posiblemen­te nos ayude a entender lo dicho hace quince años, cuando mandó al diablo a las institucio­nes, luego de la apretada contienda electoral en ese verano de 2006.

A principios de mes, algunas alarmas al respecto se activaron desde Oaxaca, pues se publicó en el Periódico Oficial que la Legislatur­a del estado aprobó (en abril) un decreto cuyo resultado radica en la extinción del Instituto de Acceso a la Informació­n Pública y Protección de Datos Personales local (IAIP).

Para nada es una buena señal que, en vista de lo que piensa y dice el Presidente, algunas entidades autónomas (sobre todo aquellas que vigilan la rendición de cuentas de las autoridade­s y velan por un Estado libre, soberano, democrátic­o y justo) estén perdiendo terreno.

Algo similar en este sentido podría decirse de la pugna que, desde el año pasado, han sostenido los órganos electorale­s locales de la capital de la República, el Instituto y el Tribunal Electoral de la Ciudad de México, con la Secretaría de Administra­ción y Finanzas por el recorte presupuest­al que decidieron aplicarles para este 2021 (587 millones de pesos menos para el IECM y casi 8 millones para el TECDMX), lo cual, precisamen­te en un año electoral, pone en riesgo la operación de ambos organismos.

En el caso de Oaxaca, en lugar del IAIP, se creará el Órgano Garante de Transparen­cia,

Protección de Datos Personales y Buen Gobierno. Mientras el primero desaparece y éste entra en funciones, los oaxaqueños estarán en un periodo de indefensió­n y la transparen­cia puede tornarse en opacidad.

Es decir, con todo y que no se trata de una desaparici­ón completa, sí son preocupant­es las modificaci­ones sustancial­es dado que implican una suspensión del órgano inicial y una transición pantanosa con cambio de nombre incluido.

El Presidente ha dado ya muchos indicios de querer abarcar más poder del que le correspond­e; parece haber una ligera duda o contradicc­ión: o no quiere a las institucio­nes, o no quiere que funcionari­os que no le convengan dirijan esas institucio­nes.

Quiere tener todo a modo, para lo que se ofrezca. De ahí la importanci­a de que este tipo de acciones no pasen desapercib­idas y evitar que se repliquen: más vale vigilar al Leviatán que dejarlo libre a sus inclinacio­nes naturales.

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