Filosofando lo femenino
¿ La historia ha sido escrita por hombres? ¿Los ganadores de una guerra? ¿Qué papel fue otorgado a las mujeres? Ciertamente, la filosofía, así como otras ramas del saber, han sido dominadas por siglos por el género masculino; sin embargo, desde tiempos antiguos han existido mentes brillantes dentro de cuerpos femeninos, mentes que se negaron rotundamente a jugar los roles impuestos por una sociedad nada equilibrada.
EL EJEMPLO
Una de estas grandes mentes es la pensadora Mary Wollstonecraft, famosa escritora inglesa, madre de la conocida Mary Shelley y una de las fuertes iniciadoras del pensamiento feminista. Mary nació en 1759 y murió en el año 1797, su hija (M. Shelley) tenía la siguiente opinión de su madre: “Ella fue uno de esos seres que sólo aparecen una vez por generación, para arrojar sobre la humanidad un rayo de luz sobrenatural. Ella brilla, aunque parezca oscurecerse y los hombres crean que está apagada, pero se reanima de repente para brillar eternamente”.
Mary Wollstonecraft tenía una clara idea de su exigencia e iba más allá de simplemente salir del rol previamente establecido. En sus distintas obras se puede apreciar la exigencia hacia las leyes del Estado, pretendía que las mismas se usaran para terminar con las tradiciones de subordinación femenina. Dentro de esa misma solicitud se pedía que fuera el Estado quien garantizara, de una u otra forma, alguna clase de sistema nacional de enseñanza primaria totalmente gratuita y universal para ambos sexos.
“Ella brilla, aunque parezca oscurecerse y los hombres crean que está apagada, pero se reanima de repente para brillar eternamente”. Mary Shelley
Incluso dentro de sus apreciaciones con respecto a otros filósofos, se encuentra una crítica hacia Rousseau. Desde su perspectiva, estaba de acuerdo con él en su opinión sobre la educación de los jóvenes; sin embargo, Rousseau pensaba que la educación aplicada hacia las mujeres debía prepararlas para realizar de forma “correcta” su papel de esposas, idea que por supuesto, Mary Wollstonecraft no aprobaba.
Desde la perspectiva de Mary Wollstonecraft, el objetivo principal de la educación, en palabras de la propia autora, es “conseguir carácter como ser humano, independientemente del sexo al que se pertenezca”.
Mary Wollstonecraft inició una nueva era en el discurso feminista auténtico, al exigir que el Estado debía reformar la educación y las leyes, así como también el papel que jugaba el matrimonio. Estas deformaciones debían acabar con el sometimiento de las mujeres y con su exclusión de la vida política.
“No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas”. Mary Wollstonecraft