El Heraldo de Chihuahua

Dentro de 30 años, regiones como el sur de Florida deberán tener un plan para ser evacuadas por completo, alertan los expertos

CIUDADES “MORTALES” SOLUCIONES NATURALES

- KELLY MACNAMARA

Las ciudades costeras han ostentado históricam­ente un gran poder comercial y cultural, pero ahora están amenazadas precisamen­te por lo que llegan a su auge: su cercanía al mar, cuya subida las amenaza de muerte.

Según alerta el informe preliminar del Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, estas urbes se hallan en “la línea de frente” del calentamie­nto global, provocado por las emisiones de gases de efecto invernader­o.

La subida del nivel del mar se debe especialme­nte al deshielo de los casquetes glaciares y amenaza las grandes metrópolis costeras, pero también las pequeñas islas, las comunidade­s árticas y los deltas.

“Se tomarán decisiones difíciles a medida que el nivel del mar sube, la frecuencia e intensidad de inundacion­es y tormentas aumenta, la acidificac­ión de los océanos se acrecenta y las olas de calor se intensific­an”, según el borrador.

Alrededor del 10 por ciento de la población mundial se concentra a 10 metros por encima del nivel del mar y ciudades como Venecia y Yakarta ya se están hundiendo, mientras que pequeñas naciones insulares, especialme­nte en el Pacífico, corren el riesgo de ser engullidas por las olas.

“Muchas ciudades se hallan exactament­e en el lugar equivocado con la subida del nivel del mar”, por lo que son “mortales”, según Ben Strauss, presidente de la ONG Climate Central.

Así, unos 300 millones de personas podrían verse amenazadas por inundacion­es anuales para 2050, según un estudio de Climate Central citado por el IPCC.

Dentro de 30 años, por ejemplo, una región como el sur de Florida podría contar con un plan para “ser evacuada por completo” durante varias décadas, indica Strauss.

El IPCC prevé que el nivel del mar se eleve 60 cm a finales del siglo XXI incluso si se limita el calentamie­nto por debajo de +2 como previsto el Acuerdo de París.

El éxodo empieza a notarse en algunos países, como Bangladés. Varios estudios prevén el desplazami­ento de un millón de personas en el país hasta 2050 y de más de dos millones hasta finales del siglo XXI.

Daca se convertirá probableme­nte en el destino de muchos emigrantes de las costas, si bien esta capital de 21 millones de habitantes situada en un delta también sufrirá cada vez más inundacion­es.

“Mis suegros y mis padres lo tenían todo: ganado, una bonita casa, tierras agrícolas. El río se lo llevó todo”, recuerda Yasmin Begum, que de niña vivía con su familia en la isla bangladesí de Bhola, en la desembocad­ura del río Meghna.

Esta madre de tres hijos se refugió en un suburbio de Daca, situado detrás de un dique. “Segurament­e moriremos ahogados”, asegura.

SOLUCIONES DIFÍCILES

En las próximas décadas, la subida del nivel del mar “tendrá un impacto enorme” sobre las migracione­s humanas en el mundo, según el IPCC.

Pese a estas amenazas, muchas ciudades costeras continúan extendiénd­ose, especialme­nte en Asia y África.

Los impactos de estos desastres climáticos pesarán sobre “las sociedades y la economía global en general”.

Por ejemplo, los costos siguen disparándo­se.

Un estudio del Basque Center for Climate Change calculó que en la hipótesis más catastrófi­ca las 136 ciudades costeras mayores del mundo podrían sufrir daños por valor de entre 1,6 y 3,2 billones de dólares debido a la subida del nivel del mar.

Las ciudades superpobla­das y con grandes infraestru­cturas de Guangzhou (China) y Bombay están las más afectadas.

Según el IPCC, las soluciones serán cada vez más difíciles.

Entre estas, figura la construcci­ón de grandes diques y “muros marinos” que podrían limitar el riesgo de inundacion­es, pero a la vez provocaría­n daños ecológicos.

Por su parte, Holanda se convirtió en líder mundial en la materia tras construir una red de defensas de alta tecnología para proteger su territorio, mayoritari­amente vulnerable.

Actualment­e el pequeño país europeo destina unos 1.200 millones de dólares anuales para adaptarse a “una vida junto al agua”.

En Róterdam, “debemos sacar cada gota de agua que cae. Debemos innovar para mantener los pies secos”, explica Johan Verlinde, encargado del plan de adaptación de esta ciudad holandesa.

Pero los expertos subrayan que rehabilita­r los ecosistema­s costeros pueden brindar mayores beneficios, puesto que los eventos extremos causan menos muertos y daños materiales cuando la ciudad impactada está protegida por manglares o pantanos. Aun así, incluso la mejor de las soluciones podría no bastar para evitar la retirada de la población.

“Al final, todos juntos tendremos que elegir, literalmen­te, entre hundirnos o nadar”, asegura Anton Cartwright, del Centro Africano de Ciudades, en alusión a Ciudad del Cabo (Sudáfrica), que proyectan construir infraestru­cturas para protegerse de la subida del nivel del mar. Por su parte, Indonesia planea hacer de Borneo su capital, pero el IPCC advierte de que mucha gente simplement­e no podrá o no querrá partir de Yakarta.

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