EL ARTE EN LA CIENCIA
En los siglos XVI y XVII la Revolución Científica comenzaba a formarse, lo que dio inicio a la ciencia moderna, donde los varones tenían una participación mayor, pues las mujeres eran excluidas de las academias y universidades
Su pasión por los insectos y la naturaleza la llevó a convertir la ciencia en arte, pues de una manera poco habitual abrió un nuevo campo en la ciencia. Los viajes y exploraciones no eran aptos para la "frágil naturaleza femenina”, pero eso no impidió que hubiera féminas involucradas en este gran surgimiento. Una de ellas fue la alemana Maria Sibylla Merian, quien fue naturalista, entomóloga, ilustradora científica , exploradora y pintora.
Su padrastro fue quien le enseñó varias técnicas de dibujo, las que sin pensarlo le dieron entrada al mundo científico; desde la adolescencia comenzó a recoger y criar orugas para seguir su transformación, con apuntes detallados en cuadernos donde registraba lo que veía y donde escribió: “La única aproximación fiable al estudio de los fenómenos naturales es a través de la observación”.
Se casó muy joven con un pintor, estableció su propio taller, dibujaba motivos de la naturaleza, que luego vendía. Reunió un grupo de mujeres a quienes enseñó a observar y dibujar, al paso del tiempo se le unieron sus dos hijas que cuidadosamente aprendieron todo este arte y fueron sus grandes colaboradoras.
En 1679 publicó el libro “La oruga, maravillosa transformación y extraña alimentación floral”, poca gente se dedicaba a investigar sobre los insectos, a ella le apasionaba, lo hizo y su tarea sirvió para desmentir que surgían del lodo por generación espontánea.
Tenía una increíble forma de plasmar finos detalles en su trabajo, fue quien retrató por primera vez animales, insectos y plantas juntos, mostrando la relación que tenían entre ellos.
A los 52 años emprendió un viaje a Surinam acompañada de su hija menor, duró dos años recolectando y cultivando especímenes de flora y fauna exótica, esta información se recopiló en su obra maestra, "Metamorfosis de los insectos de Surinam", que la consagró como la primera entomóloga empírica. Ahí se encuentran sesenta ilustraciones detalladas de la vida de orugas, mariposas, polillas, escarabajos, abejas y moscas.
Descubrió nueve especies de mariposas y dos de escarabajos, su trabajo y su nombre cayeron en el olvido hasta que en la última parte del siglo XX volvió a escucharse; sus ilustraciones son piezas muy cotizadas por los coleccionistas.