Ética de la riqueza
Desde que comienza el día, hasta que terminamos nuestra jornada, el dinero es un tema que ocupa un lugar importante en nuestros pensamientos. Ya sea para pensar en qué gastar el dinero o cómo hacer para obtenerlo, definitivamente nuestras preocupaciones tienen un precio, o al menos así lo creemos.
Para ser un tema que es infinitamente preocupante para todos los seres humanos, nos detenemos muy poco a reflexionar acerca de él. ¿Qué significa tener dinero?, ¿qué significa querer tener más dinero?, ¿es bueno querer tener mucho dinero?
Para empezar, cabe aclarar la naturaleza del dinero dentro de una sociedad. El dinero es, sobre todo, una convención humana. Se trata de un acuerdo político en el que damos valor a un objeto simbólico para poder ser intercambiado por objetos y productos. Hasta ahí, es sencillo entender el fenómeno; el problema comienza cuando el dinero empieza a adquirir un valor más allá de su objetivo como instrumento de intercambio.
El problema con las riquezas comienza cuando su obtención se convierte en el fin y no en el medio de la vida humana. No es un problema querer tener riquezas, pues gran parte de nuestra vida se ve facilitada si las tenemos, el problema es que no las buscamos por esa razón sino porque no hay nada más en la vida que tener dinero.
“El dinero no lo es todo”, reza el proverbio popular; sin embargo, hay mucho que podríamos objetarle, pues si bien el dinero no es todo, sin dinero no se puede hacer nada, o casi nada. Dicho esto, no es extraño que nuestras principales preocupaciones giren en torno al dinero y que la mayor parte de nuestros problemas tengan precio.
No obstante, lo interesante sería preguntarnos qué es exactamente lo que busca una persona a quien no le hacen falta los bienes materiales, y aún con ello sigue buscando aumentar sus riquezas. También podemos pensar, ¿por qué existen productos tan absurdamente caros que sólo pueden ser costeados por un muy pequeño sector de la población? Ello parece indicar que el dinero se concentra de manera innecesaria en ciertos círculos, dejando a otros sin la posibilidad de acceder a lo necesario.
Las reflexiones anteriores nos dejan ver que el problema del dinero es complicado, y la pregunta por la ética del dinero es compleja, pues el dinero es tan necesario como corrupto. Además, existen muy diversas situaciones económicas en todo el mundo como para llegar a un solo juicio de valor acerca del bien o mal de éste. Posiblemente la única conclusión posible es que el dinero es un medio para la realización humana, pero un humano no puede ser nunca un medio para la realización económica.