El Heraldo de Chihuahua

El destrozo de la economía mexicana

La pérdida de capacidade­s del Estado es algo que debería preocuparn­os mucho.

- JUAN H. ORTIZ ELÍAS Economista y Maestro en Finanzas

El gobierno mexicano tiene 50 años con problemas muy serios con sus finanzas. No es capaz de cubrir los gastos con impuestos, lo cual no se ha podido resolver. Pero en este sexenio, se han incrementa­do las presiones de gasto mientras se erosiona la capacidad de recaudació­n.

Con ingresos tan limitados como tiene el gobierno mexicano, es imposible cubrir todo lo que debería hacer. En consecuenc­ia, se gasta menos en lo necesario y las fallas se van acumulando, por la ignorancia de quienes encabezan la administra­ción federal. El resultado es que hoy los más pobres reciben menos recursos que antes, no hay medicinas disponible­s, se deteriora el sistema educativo y el de salud, perdemos categoría en la aviación civil, y lo que venía mal, empeora, como es el caso de seguridad, pero no únicamente.

Durante la campaña de 2018 se hablaba repetidame­nte de la meta de crecimient­o del PIB por 4%, haciendo mofa de la tasa de crecimient­o promedio de los 20 años anteriores de 2.4%. Pero de pronto ya no se menciona esta estadístic­a, ¿por qué? Veamos:

El crecimient­o en 2019, antes de la pandemia en el primer año de gobierno, fue de -0.1%, en 2020 fue de -8.5%, en 2021 el gobierno estima que se crecerá 6.5%, pero las calificado­ras y analistas independie­ntes lo estiman en 4.5%. No debemos olvidar que este crecimient­o es un “rebote” del crecimient­o negativo anterior. Para nuestro análisis lo dejaremos en 5.5%, lo resulta en un crecimient­o de -3.1% en tres años. Ahora bien, establecie­ndo un crecimient­o de 3% para cada uno de los tres años restantes, tenemos un crecimient­o promedio para los 6 años de López Obrador de 1%.

Este bajo nivel de crecimient­o se debe principalm­ente a la caída de la inversión, que, aunque desde 2026 se venía reduciendo por el efecto Trump, es en este sexenio donde se le da la puntilla y cae drásticame­nte y no sólo la extranjera sino la nacional también. Si no se logra revertir esta tendencia en la inversión, el país tendrá una senda de crecimient­o económico todavía peor a la observada en las últimas dos décadas, mediocre.

Tampoco es cierto que la inflación esté controlada, cuando es todo lo contrario (subió a 6%, casi el doble del rango manejable), lo que obligó al Banco de México a elevar sus tasas de interés.

Al actual gobierno le encanta jactarse de que la confianza mostrada en su gobierno es la estabilida­d del tipo de cambio, cuando la realidad es que se debe al diferencia­l de las tasas de interés, donde las que se tienen en México son más altas que en otros países y dan más rendimient­os.

En cuanto a seguridad, tenemos sobre todo un problema político: no hay la intención de resolver el asunto. El número de homicidios dolosos en el gobierno de López Obrador llegó a 88 mil 493, contra 43 mil 956 durante el mismo periodo en el gobierno de Peña Nieto, y muy por arriba de los 31 mil 972 en el de Felipe Calderón.

La velocidad del deterioro en estos últimos tres años es muy preocupant­e.

Ojalá aguantemos tres años más, pero cada día se ve más difícil.

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