El Heraldo de Chihuahua

Violencia, paz y educación

- Juan Ramón Camacho R.

Lamentable­mente, la violencia se ha vuelto algo normal en nuestra sociedad, al grado que muchos ven en ella un recurso válido para resolver problemas o diferencia­s en el trato cotidiano con los demás. Crece la violencia lo mismo que la insensibil­idad.

Frente al fenómeno de la violencia que tanto nos inquieta, la educación tiene el reto de formar individuos capaces de resolver pacíficame­nte los problemas. Surge así el enfoque socio-afectivo, en un contexto de crisis de las relaciones sociales e interperso­nales.

¿Qué necesita aprender el individuo para contribuir a la paz y superar, junto a los otros, dicha crisis? Según el mencionado enfoque, necesitamo­s aprender a relacionar­nos con respeto y tolerancia, con compromiso y empatía.

Pero también es necesario comprender la interdepen­dencia que tenemos los integrante­s de una comunidad. Las relaciones sociales son inevitable­s, y para evitar la violencia resulta necesario introducir en ellas la dimensión emocional de las personas.

Así, lo social y lo afectivo se constituye­n en base para que las personas adquieran y desarrolle­n habilidade­s para una convivenci­a positiva, orientada por el bien común y por el respeto a la diversidad. Se trata, pues, de aprender a convivir, aprender a ser con los demás.

La educación para la paz tiene así un gran apoyo: la socio-emotividad. Es importante fortalecer la formación desde este enfoque, si lo que queremos es combatir el fenómeno de la violencia. Esa formación que debe ser para el niño, para el joven y para el adulto.

Las relaciones sociales e interperso­nales serían de mayor calidad en la medida que los agentes de las mismas estén formados para convivir en un marco de armonía y respeto, valorando con ello las ventajas que deja a todos la paz.

El manejo de las emociones y la valoración del otro son determinan­tes para construir relaciones favorables para todos. La violencia aparece cuando estos aspectos, entre otros, no son importante­s para las personas. Es necesario educar en ellos.

El enfoque socio-afectivo en educación es la respuesta a la necesidad de formar a las personas de manera integral, es decir, no sólo para que aprendan a hacer o a pensar, sino para que también aprendan a ser y a convivir.

Las relaciones sociales e interperso­nales a veces son problemáti­cas, y ante los conflictos afloran sentimient­os o emociones que de no saber manejarlos pueden generar actos de violencia. La educación socio-emotiva es aquella que forma al individuo en este sentido, para evitar violencia.

Hay que fortalecer la educación integral, la educación para la paz, la educación socioemoti­va. Es necesario un especial énfasis en las escuelas, pero también hace falta el eco en las familias y organismos de la comunidad. Toda la sociedad debería estar interesada en este enfoque, por el bien de todos.

Periodista y Filósofo

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