Flor M. Yáñez Álvarez
Imagínese que entra a un vivero a elegir qué plantas sembrará en su patio y de pronto, al lado de las gardenias, encuentre un lote de Cannabis. O imagine que en el pasillo de jardinería de Home Depot compre sus semillas y quizá un libro para su cuidado; luego en Walmart adquirir una deshidratadora y en lugar de secar tomates y fresas, en seis horas tenga la "hierba" lista.
El consumo de la marihuana es más aceptado en la sociedad, más entre las generaciones más jóvenes, pero aún se estigmatiza a quien osa expresarse a favor de su uso. La Cofepris en el pasado negó su autorización con fundamento en la Constitución, prohibiendo a la Secretaría de Salud la expedición de permisos para el autoconsumo de Cannabis y THC.
Era inimaginable el panorama de tener la libertad de usar Cannabis, hasta hace unos días que el Diario Oficial de la Federación publicó la sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declarando inconstitucional artículos que impedían su consumo, la adquisición de semillas, plantación y distribución de marihuana, es decir, se declaró la inconstitucionalidad de la prohibición absoluta al consumo lúdico o recreativo de marihuana prevista por la Ley General de Salud, por no ser una medida necesaria para proteger la salud y el orden público. Esto rompe con todos los estigmas y creencias alrededor de esta planta, todavía muy debatible en la sociedad.
Es un día histórico para las libertades de la consolidación del libre desarrollo de la personalidad en el ámbito de los derechos humanos, de acuerdo con la SCJN. El código penal aún no sea modificado, por lo que continúa siendo un delito, pero será pronto que también se modifique para ir en sintonía con la
Constitución.
Varias personas no consumen marihuana ni piensan hacerlo, pero eso no les quita el derecho a la libertad de elegir hacerlo algún día, o desarrollar su vida en la forma que deseen, siempre y cuando no se afecte la integridad personal y el derecho de terceros. Para ejercer nuestra dignidad se debe tener libertad para desarrollar nuestras preferencias personales, desde elegir profesión, pareja, vestimenta, hasta consumir marihuana. Dado que el libre desarrollo de la personalidad es sinónimo de diferencia e ir en contra de los constructos sociales establecidos, su principal enemigo es la discriminación, estigma y prejuicios hacia aquellos que se atreven a ser fieles a ellos mismos y a sus "diferencias".
Aunque la libertad es el don más importante de toda persona, debe cuidarse y manejarse con responsabilidad y ética para no caer en libertinaje y afectar a otros. Debemos cuidar nuestra integridad física, por tanto su consumo debe ser pertinente y hasta donde pueda ser útil.
Ahora que excavé para poner plantillas de cemento y levanté cientos de blocks para remodelar mi patio, quizá elija esta planta -cuando tramite el permiso-, no para fumarla, sino para untármela y aliviar los dolores musculares producto de tanto esfuerzo.
Abogada y maestra en Derechos Humanos