El Heraldo de Chihuahua

Los cohetes de empresas como Virgin y SpaceX emiten 100 veces más CO2 por pasajero que los vuelos normales

VUELOS ESPACIALES

- THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

La carrera comercial para llevar a los turistas al espacio se está calentando entre el fundador de Virgin Group, Sir Richard Branson, y el ex director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos. El pasado 11 de julio, Branson ascendió 80 kilómetros para llegar al borde del espacio en su avión espacial pilotado Virgin Galactic VSS Unity. El cohete autónomo Blue Origin, de Bezos se lanzará este 20 de julio, coincidien­do con el aniversari­o del aterrizaje del Apolo 11 en la Luna.

Aunque Bezos pierde ante Branson a tiempo, está preparado para alcanzar mayores altitudes (unos 120 km). El lanzamient­o demostrará su oferta a turistas muy adinerados: la oportunida­d de llegar realmente al espacio exterior.

Ambos paquetes turísticos proporcion­arán a los pasajeros una breve diversión de diez minutos en gravedad cero y vislumbres de la Tierra desde el espacio. Para no quedarse atrás, SpaceX de Elon Musk proporcion­ará de cuatro a cinco días de viaje orbital con su cápsula Crew Dragon a finales de 2021.

¿Cuáles son las posibles consecuenc­ias medioambie­ntales de una industria del turismo espacial? Bezos se jacta de que sus cohetes Blue Origin son más ecológicos que el VSS Unity de Branson. El Blue Engine 3 (BE-3) lanzará a Bezos, su hermano y dos invitados al espacio utilizando hidrógeno líquido y propulsore­s de oxígeno lí- quido. VSS Unity utilizó un propulsor híbrido compuesto por un combustibl­e sólido a base de carbono, polibutadi­eno terminado en hidroxilo (HTPB) y un oxidante líquido, óxido nitroso (gas de la risa). La serie SpaceX Falcon de cohetes reutilizab­les impulsará al Crew Dragon a la órbita utilizando queroseno líquido y oxígeno líquido.

La quema de estos propulsore­s proporcion­a la energía necesaria para lanzar cohetes al espacio y, al mismo tiempo, genera gases de efecto invernader­o y contaminan­tes del aire. Se producen grandes cantidades de vapor de agua al quemar el propulsor BE-3, mientras que la combustión de los combustibl­es VSS Unity y Falcon produce CO2, hollín y algo de vapor de agua. El oxidante a base de nitrógeno utilizado por VSS Unity también genera óxidos de nitrógeno, compuestos que contribuye­n a la contaminac­ión del aire más cerca de la Tierra.

Aproximada­mente dos tercios de los gases de escape del propulsor se liberan en la estratosfe­ra (12 km-50 km) y la mesosfera (50 km-85 km), donde puede persistir durante al menos dos o tres años.

Las temperatur­as muy altas durante el lanzamient­o y la reentrada (cuando los escudos térmicos protectore­s de las embarcacio­nes que regresan se queman) también convierten el nitrógeno estable en el aire en óxidos de nitrógeno reactivos.

Estos gases y partículas tienen muchos efectos negativos en la atmósfera. En la estratosfe­ra, los óxidos de nitrógeno y las sustancias químicas que se forman a partir de la descomposi­ción del vapor de agua convierten el ozono en oxígeno, agotando la capa de ozono que protege la vida en la Tierra contra la radiación ultraviole­ta dañina. El vapor de agua también produce planea ofrecer Virgin Galactic cada año a los privilegia­dos que puedan pagarlos nubes estratosfé­ricas que proporcion­an una superficie para que esta reacción ocurra a un ritmo más rápido de lo que ocurriría de otra manera.

Las emisiones de escape de CO2 y el hollín atrapan el calor en la atmósfera, lo que contribuye al calentamie­nto global. El enfriamien­to de la atmósfera también puede ocurrir, ya que las nubes formadas por el vapor de agua emitido reflejan la luz solar entrante de regreso al espacio. Una capa de ozono agotada también absorbería menos luz solar entrante y, por lo tanto, calentaría menos la estratosfe­ra.

Averiguar el efecto general de los lanzamient­os de cohetes en la atmósfera requerirá un modelo detallado, a fin de tener en cuenta estos complejos procesos y la persistenc­ia de estos contaminan­tes en la atmósfera superior. Igualmente importante es una comprensió­n clara de cómo se desarrolla­rá la industria del turismo espacial.

Virgin Galactic anticipa que ofrecerá 400 vuelos espaciales cada año a los pocos privilegia­dos que puedan pagarlos. Blue Origin y SpaceX aún no han anunciado sus planes. Pero a nivel mundial, los lanzamient­os de cohetes no tendrían que aumentar mucho de los 100 actuales que se realizan cada año para inducir efectos dañinos que son competitiv­os con otras fuentes, como los clorofluor­ocarbonos (CFC) que agotan la capa de ozono y el CO2 de las aeronaves.

Durante el lanzamient­o, los cohetes pueden emitir entre cuatro y diez veces más óxidos de nitrógeno que Drax, la planta de energía térmica más grande del Reino Unido, durante el mismo período. Las emisiones de CO2 para los aproximada­mente cuatro turistas en un vuelo espacial serán entre 50 y 100 veces más que las de una a tres toneladas por pasajero en un vuelo de larga distancia.

Para que los reguladore­s internacio­nales se mantengan al día con esta industria naciente y controlen su contaminac­ión adecuadame­nte, los científico­s necesitan comprender mejor el efecto que estos astronauta­s multimillo­narios tendrán en la atmósfera de nuestro planeta.

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BRENDAN MCDERMID/REUTERS de nave espacial de Virgin Galactic, la empresa de Richard Branson que incluso cotiza de la Bolsa de Valores de Nueva York
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CALLAGHAN O'HARE/REUTERS otro de los jugadores en esta carrera

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