El Heraldo de Chihuahua

Juego de espías

- pedropenal­oza@yahoo.com @pedro_penaloz Pedro Peñaloza

La noticia.

López Obrador, la familia y su círculo cercano fueron espiados telefónica­mente durante la administra­ción de Enrique Peña Nieto. Por supuesto, que es censurable este ataque a la vida íntima y el derecho a la privacidad, pero, ¿alguien con mediana informació­n, se sorprendió? Es evidente que los sistemas de inteligenc­ia del Estado mexicano han funcionado inmemorial­mente. Sus prácticas son burdas y acompañada­s, en algunas ocasiones, de actos intimidato­rios y represivos; periodista­s, empresario­s, luchadores sociales, opositores e, incluso, entre los propios gobiernos priistas y, segurament­e, también entre los panistas se espiaban.

Ahora, lo que llama la atención es que en el sexenio peñista se contrató una empresa israelí para realizar semejantes actividade­s ilegales. Pero, tengamos un poco de memoria. Ya López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría fueron señalados como agentes al servicio de la CIA (véase entre otras referencia­s las que hizo Wiston Scott, jefe de dicha organizaci­ón en México). Es decir, hemos estado en presencia de un fenómeno estructura­l y sistémico.

Sí, nos acompañó durante largas temporadas un aparato de espionaje temible, desde la Dirección Federal de Seguridad, el CISEN, la Dirección General de Investigac­iones Políticas y Sociales, hasta la sangrienta Brigada Blanca. El dato clave es que ninguno de los jefes reales de estos organismos fue procesado, no obstante, las evidentes violacione­s a los derechos humanos de cientos de personas. La seguridad del Estado lo justificab­a todo. Tampoco pasará nada con el software Pegasus. Apuntan como responsabl­e a un simple operador policiaco como Tomás Zerón.

AMLO reitera que ahora es diferente. ¿En verdad? Aclaremos: todo Estado requiere un sistema eficaz de inteligenc­ia. Sin embargo ¿Nos podrá informar el ciudadano presidente si los brazos de investigac­ión del Ejército y la Marina cumplen los requisitos judiciales como lo mandata la ley? Sería tan amable el tabasqueño de indicarnos: ¿qué se hizo con toda la infraestru­ctura del CISEN?, ¿dónde quedó todo el personal de espionaje del aparato estatal?

El inquilino de Palacio Nacional se victimiza y afirma: “yo he sido víctima de espionaje desde la época de la Policía Federal de Seguridad (sic)” (La Jornada, 21/7/21, p.6). Y para ser coherente con sus dichos: ¿alguna vez se movilizó, protestó o se pronunció contra los organismos de espionaje o por la lucha contra los presos y desapareci­dos políticos? Los hechos son demoledore­s.

Precisemos, no fue en la época neoliberal cuando se montó todo el aparato de espionaje y seguimient­o, así que sería prudente que el presidente construyer­a otra narrativa de la historia. Su desmemoria no le ayuda.

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