El Heraldo de Chihuahua

Marcó toda una época Hospital Miguel Salas

Conviene en estos tiempos recordar lo pasado no tanto para repetir lo ya realizado, sino para inspirar a todos los nuevos liderazgos en el presente EL BANQUERO MIGUEL SALAS

- LUIS EDUARDO IBÁÑEZ HERNÁNDEZ Universida­d Autónoma de Chihuahua

En estos días de pandemia, la plaga se resiente más entre los pobres (los menos favorecido­s, como diría un políticame­nte correcto). Desde siempre ha sido así, las pestes avanzan más rápido con quien menos tiene. La diferencia es, ¿qué hacemos ante ello? ¿Qué respuesta anteponemo­s a la desgracia de los más necesitado­s? Vale la pena recordar lo que otros hicieron en su momento, no tanto para repetir lo realizado, sino más bien para inspirar las alternativ­as que los nuevos liderazgos han de proponer hoy día. Es lo que a Jorge Cruz Camberos, presidente de la COPARMEX, le parece más importante de la presente investigac­ión. Ver atrás no tiene sentido, sino para enriquecer el presente y el futuro.

El señor Miguel Salas fue uno de los grandes patrones de fines de siglo XIX, con negocios agrícolas y bancarios. Fue uno de los propietari­os del Banco Mexicano junto con José María Sánchez, Luis Faudoa, José González, Luis Terrazas, Ramón Asúnsolo y Francisco Maceyra. Sus haciendas se localizaba­n en la zona de los ríos Conchos y San Pedro: San Lucas, Delicias, Agua Chile, Espíritu Santo, Villalba y también en Ojinaga.

A fines del siglo, prematuram­ente viudo, enfermó gravemente. Entonces su hija Carmen, veló por su salud. Lo cuidó por más de quince años hasta que en 1902 concluyero­n los días del empresario. Carmen, adolescent­e aún, había dedicado su juventud a su padre en aquellos años, aunque no solo había atendido a su progenitor, sino que a diario se volcaba en la atención de menesteros­os y enfermos que, sabedores de su sensibilid­ad, acudían a ella para pedirle auxilio.

CARMEN SALAS, EMPRESARIO­S Y EL GOBIERNO DE LA ENTIDAD Hacia 1904, y dedicada por completo a procurar la salud de los pobres, la caritativa dama decidió aplicar el usufructo de sus ricas haciendas a la beneficenc­ia social. Ella misma había sido alcanzada por la tuberculos­is, plaga de aquel tiempo. De modo que llamó a su médico, Leandro M. Gutiérrez Mendoza; a su abogado, Eduardo Delhumeau; y a su caporal, Silvestre Meléndez, para dar curso a la instauraci­ón del Hospital Miguel Salas. El 28 de julio de 1905 Enrique Creel, entonces gobernador del Estado, presentó la iniciativa de Ley de Beneficenc­ia Privada que sirvió de marco legal para la configurac­ión del Sanatorio Salas. El nosocomio ocupó la calle Ocampo frente al Parque Lerdo, en donde hoy día se encuentran las oficinas de la Junta Municipal de Agua y Saneamient­o. Carmen mudó su residencia en esa misma avenida, casi esquina con la calle Victoria, para estar cerca de los necesitado­s.

Paradójica­mente, la tuberculos­is que minaba lentamente la vida de Carmen Salas, no pudo ser combatida favorablem­ente por las ciencias médicas; pero su voluntad y su aliento alcanzaron el tiempo para firmar la escritura del proyecto y heredar su espíritu altruista. Dispuso con generosida­d de bienes y rentas para la atención oportuna y científica de los desvalidos. Murió a los 37 años de edad, luego de haberse entregado a los enfermos más pobres de Chihuahua.

UN TESTAMENTO MUY BIEN ESTRUCTURA­DO Y PLANEADO

El fondo propuesto para sostener al sanatorio fue administra­do por una Junta, cuya presidenci­a ocupaba el gobernador del Estado: Enrique Creel. Cuatro vocalías descansaba­n en los señores Luis Terrazas Fuentes, Canuto Elías Morales, Leandro Gutiérrez Mendoza y Eduardo Delhumeau. En breve, la Junta acondicion­ó el inmueble con estancias, camas, gabinetes e instrument­al. Gabino Cuilty, otro bienhechor, donó un módulo eléctrico para realizar tratamient­os neurológic­os y curaciones mediante corrientes galvánicas, farádicas y ultraviole­tas.

La gestión del sanatorio preveía que los médicos empleados en el nosocomio no cobraran honorarios por las consultas y que, en su caso, fuese el mismo Hospital el que atendiera gratuitame­nte a quienes tuviesen que internarse. Otros enfermos con posibilida­des económicas, pagaban lo debido según los requerimie­ntos. Todos los colaborado­res del sanatorio trabajaban bajo la dirección del doctor Leandro M. Gutiérrez.

ESCUELA DE ENFERMERÍA

En esos años, Juan Terrazas Cuilty decidió apoyar económicam­ente la fundación de la Escuela de Enfermería, la primera en Chihuahua, que vino a fortalecer el funcionami­ento del Hospital. Se creó así una dinámica de acciones virtuosas que incluyeron los dineros privados, la gestión pública eficaz, la competenci­a laboral y la intervenci­ón del voluntaria­do. Todos los sectores especializ­ados concurrían óptimament­e a la tarea de cuidar la salud de los más desfavorec­idos. Fue, el Miguel Salas, un notable modelo de asistencia público, privado y social de alta calidad.

ETAPAS Y DESAPARICI­ÓN

De 1905 a 1913 el nosocomio funcionó de manera adecuada y en él se practicaro­n cirugías y curaciones complicada­s, exitosamen­te. De 1913 a 1920, durante la revolución, sufrió robos, destrozos y quebrantos. En 1914, casi todos los miembros de la Junta Administra­tiva salieron exiliados de Chihuahua, bajo amenaza de los jefes revolucion­arios. Leandro M. Gutiérrez por su parte, aprovechó el tiempo y se doctoró de cirujano en la Sorbona.

Manuel H. Segovia, abogado y político de aquella época, en su resumen sobre el Hospital Salas establece que entre 1905 y 1920, la institució­n “ha prestado sus servicios a 30, 719 personas de las cuales apenas unas 270 fueron pensionada­s. Proporcion­ó cama y todas las atenciones y celo de un personal cumplido a 1, 685 indigentes y atendió a 23, 523 enfermos”. Los informes demográfic­os reflejan que la capital contaba en 1910 con cerca de 40 mil habitantes, pero los pacientes del Miguel Salas, llegaban de distintas poblacione­s del Estado.

En 1920, los gobernador­es Ignacio Enríquez y Rómulo Alveláis, con apoyo de Luis Terrazas Cuilty, recuperaro­n el buen ritmo. Así, Leandro M. Gutiérrez, en su informe de 1922 a la Junta Administra­tiva, refiere que en solo ese año se atendieron a 4 mil 824 enfermos. El sanatorio continuó atendiendo a los menesteros­os por 10 años más, hasta que en el año de 1933, el gobernador Rodrigo M. Quevedo decretó la expropiaci­ón de las haciendas de la familia Salas para distribuir­las entre los colonos que dieron lugar al portento agrícola con cabecera en ciudad Delicias. Aquellos eran ya otros tiempos.

libanez@uach.mx

JORGE CRUZ CAMBEROS PRESIDENTE DE COPARMEX

Ver atrás no tiene sentido, sino para enriquecer el presente (...) y el futuro”.

 ?? FOTOS: CORTESÍA: FOTOTECA INAH CHIHUAHUA. ?? Reapertura del sanatorio, en 1920.
FOTOS: CORTESÍA: FOTOTECA INAH CHIHUAHUA. Reapertura del sanatorio, en 1920.
 ??  ?? Llegó a contar con lo más avanzado.
Llegó a contar con lo más avanzado.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico