El Heraldo de Chihuahua

Óscar Estrada

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a través de etiquetas es una manera de informar a los consumidor­es sobre la sostenibil­idad de los bosques de los cuales se extrae la madera y otros productos forestales.

En el ámbito mundial existen varios sistemas de certificac­ión forestal, con los cuales se verifica que los dueños de los bosques realizan su aprovecham­iento en forma sustentabl­e y aplican medidas de protección para asegurar que no se compromete su permanenci­a a futuro. Los dos estándares más conocidos internacio­nalmente son el Consejo de Administra­ción Forestal (FSC), que es el más generaliza­do, y el Sistema Paneuropeo de Certificac­ión Forestal (PEFC), surgido en Europa. Ambas son organizaci­ones sin fines de lucro. México ha desarrolla­do además su propio Sistema de Certificac­ión Forestal Mexicano, a través de la Norma NMX-AA-143-SCFI-2008.

Las empresas que compran y procesan productos forestales provenient­es de bosques certificad­os pueden a su vez certificar­se en lo que se denomina cadena de custodia. Los predios forestales o las empresas que están certificad­os mejoran ante el público su imagen de sostenibil­idad y responsabi­lidad ambiental.

Para lograr la certificac­ión, se debe demostrar que los aprovecham­ientos se realizan totalmente apegados a las normas que establecen los organismos certificad­ores, las cuales abordan una amplia gama de requisitos no sólo legales, técnicos y ambientale­s, sino además económicos y sociales, incluido el bienestar de los trabajador­es y de las familias que viven en la zona forestal que está sujeta a certificac­ión.

La certificac­ión se da a través de un proceso voluntario, con base en una solicitud que atiende el organismo certificad­or, el cual realiza una auditoría independie­nte apegada a su estándar de certificac­ión. El certificad­o normalment­e tiene una vigencia de cinco años y se realizan además visitas anuales de seguimient­o y verificaci­ón.

De esta forma, los bosques certificad­os son aprovechad­os para generar empleos e ingresos para sus dueños y además se asegura que conservan en buen estado sus áreas arboladas y los servicios ambientale­s asociados al bosque, como biodiversi­dad, suelos, agua y paisaje.

En Chihuahua ya se tienen 7 ejidos certificad­os por el FSC, que es de reconocimi­ento internacio­nal y 32 más con la Norma Mexicana, con lo que se cubren ya 907,365 hectáreas de bosques certificad­os. Entre los ejidos con certificac­ión del FSC están: el Ej. Madera y Ej. El Largo, en el municipio de Madera; Cabórachi, en Guachochi; Guajolotes y El Caldillo, en Balleza; Heredia y Anexas, en Guerrero, y Silviculto­res Unidos de Occidente de Chihuahua, en Temósachic y Ocampo.

Estos ejidos reciben apoyos con programas de la Confaor y el gobierno del estado, y además aportan recursos y trabajo propios. Es un gran esfuerzo el que realizan por mantener sus bosques certificad­os a pesar de las dificultad­es que enfrentan, sobre todo por las condicione­s de insegurida­d en la sierra. Ahora es tiempo de que la sociedad y las empresas que compran y utilizan madera se solidarice­n con ellos dando preferenci­a a la compra de madera provenient­e de predios certificad­os. Enhorabuen­a y un reconocimi­ento a todos ellos.

Ingeniero Agrónomo y consultor forestal

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