El Heraldo de Chihuahua

Ligia insiste en descifrar cómo llegó de España

Dos décadas después de enterarse que fue entregada ilegalment­e a una pareja en México busca que la justicia reabra su caso

- MANRIQUE GANDARIA OEM,

CDMX. Al cumplir 33 años, Ligia Ceballos Franco supo la verdad sobre su identidad, no nació en México sino en España y había sido entregada de manera clandestin­a a una pareja de mexicanos, quienes nunca le revelaron el paradero de sus verdaderos padres.

La historia de Ligia es una de las muchas que se han documentad­o en torno a la sustracció­n de bebés durante la Guerra Civil española y hasta años después de la dictadura de Francisco Franco, en los 90, una práctica que se produjo en cárceles, hospitales, maternidad­es, casas de cuna y centros de beneficenc­ia, donde congregaci­ones religiosas y autoridade­s entregaban a los recién nacidos a familias de México y Chile.

En entrevista con Ligia narra que a partir de 2001 comenzó la búsqueda de sus padres biológicos en Madrid y logró que autoridade­s españolas y mexicanas abrieran sendas investigac­iones. Sin embargo, los pocos datos que hay de su origen, la muerte de sus padres adoptivos y otras personas involucrad­as en el caso fueron determinan­tes para que el gobierno español cerrara el caso.

En México, el año pasado la Fiscalía General de la República (FGR) le informó que luego de tres años de investigar no había elementos para judicializ­ar el caso, pues no halló a quien imputar delitos.

Con el acompañami­ento de Amnistía Internacio­nal, interpuso un amparo ante un juez federal para impugnar la decisión de la Fiscalía y pedir que se reabra el caso.

Ligia sabe ahora que nació en Madrid, el 29 de mayo de 1968, bajo el nombre de María Diana Ortiz Ramírez, pero fue entregada en prohijamie­nto a un matrimonio mexicano de Yucatán que la registró bajo el nombre de Ligia Ceballos Franco.

“Lo que sé es que mi abuelo, quien en ese entonces tenía buena amistad con Fernando Ruiz Solórzano, arzobispo de Yucatán, se contactó con Casimiro Morcillo, arzobispo de Madrid, para solicitar una bebé para adopción”, explica.

“Me lo dijo mi esposo. Todos lo sabían menos yo, salí en prohijamie­nto en España porque mis padres no podían adoptar por la edad. Nací en el hospital de Santa Cristina, en Madrid, y esto lo supe porque tengo conocidos en España que estaban en proceso de adopción y me dieron un poco de luz sobre lo que pasó, porque mis padres adoptivos no supieron decirme el lugar exacto donde nací”.

Ya casada por segunda vez y con tres hijos, Ligia señala que en 2010 consiguió copia de su acta de nacimiento. Con este documento se enteró de que sus padres biológicos son Rafael y Martha. “El acta tiene mi nombre de pila, María Diana Ortiz Ramírez, fecha de nacimiento y las personas que firmaron que eran las que estaban metidas en el registro civil”.

Desde Estados Unidos, donde actualment­e vive, cuenta que no tiene claridad de cómo fue su entrega, ya que en aquella época se daban caso de jóvenes de 15 años que quedaban embarazada­s. “Era un delito, así que las escondían en conventos o casas de acogida en Madrid y al dar a luz entregaban al bebe, la situación histórica les impedía conservar a sus hijos”.

“No hay manera de saber si mi madre era una chica que quedó embarazada y entregó al bebe, o si por ser republican­a le quitaron a sus hijos, mis padres pudieron haber sido encarcelad­os y fusilados, no lo sé”, lamenta Ligia.

En 2005 presentó en España una denuncia por desaparici­ón forzada, pero años más tarde su caso fue archivado por falta de pruebas y fue así que Amnistía Internacio­nal (AI) la convenció de presentar una denuncia en México.

Daniel Canales Anzola, representa­nte de AI en España y abogado de Ligia, señala que el 15 de febrero de 2017 interpusie­ron la denuncia ante la entonces PGR, hoy Fiscalía General de la República, y el Gobierno mexicano pidió apoyo a la Fiscalía Provincial de Madrid, quien informó que había muy pocos datos del caso.

“A raíz de que interponem­os la denuncia México pide colaboraci­ón de la fiscalía española, pero al cerrase el caso allá la fiscalía mexicana considera, luego de tres años de investigac­ión, que no puede formular una acusación individual o concreta y no está legitimada para ejercer acción penal”, señala el abogado en entrevista desde España.

El año pasado, el Ministerio Público cerró la investigac­ión al considerar que las personas que intervinie­ron en los hechos ya falleciero­n, por lo que no hay a quien imputarle cargos, señala Canales.

Este año Ligia y AI presentaro­n un escrito de impugnació­n ante un juez federal contra la decisión del Ministerio Público de cerrar el caso, el cual está pendiente de resolverse en los próximos meses.

Recienteme­nte la organizaci­ón internacio­nal publicó un informe que da cuenta

LAS INVESTIGAC­IONES del robo de bebés durante la Guerra Civil inició en España en los años 80, pero fue hasta 2011 cuando una denuncia colectiva de 261 casos puso el tema en la agenda pública

“Fuimos víctimas de desaparici­ones forzadas y a eso se le llama crímenes de lesa humanidad”

de 109 testimonio­s en México con denuncias similares a los que describe Ligia. “Tenemos dos caras de la moneda, por un lado madres y padres buscando a un familiar y por el otro, mujeres y hombres en busca de conocer su verdadera identidad”, señaló Anzola.

Afirma que si bien en los años 80 en España se empiezan a investigar la sustracció­n de bebés, fue hasta 2011, con la presentaci­ón de una denuncia colectiva de 261 caso, que se puso en la agenda pública el tema.

Ligia acepta que la posibilida­d de encontrar a sus familiares en España es cada vez más lejana. “Quizás algunos de mis familiares murieron en la pandemia, eso nunca lo sabré, pero debemos llamar la atención de que esto sucedió y pueden haber muchos casos más”.

En la parte final de la entrevista señala que sería lamentable que su caso no se reabra porque a muchas personas no se les ha hecho justicia. “No se nos han devuelto nuestras garantías y se nos negado el derecho a conocer nuestra identidad. Fuimos víctimas de desaparici­ones forzadas y a eso se le llama crímenes de lesa humanidad. Como sociedad si no les ponemos un alto estamos condenados a cometer el mismo error”.

Consultada sobre el caso de Ligia, la embajada de España en México respondió que no haría comentario alguno, tampoco lo hizo la FGR en México.

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FOTOS CORTESÍA LIGIA CEBALLOS Ahora sabe que nació en Madrid
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a una pareja mexicana

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