El Heraldo de Chihuahua

Felipe Arizmendi

PENSAR

- Felipe Arizmendi Obispo Emérito de San Cristobal de las Casas

VER.-

Una persona me platicó que quedó sorprendid­a porque fue a una tiendita de abarrotes del pueblo a comprar sus cosas, y estaban allí tres jóvenes con armas, prepotente­s y sintiéndos­e reyes del lugar, causando temor en los presentes. Lo que más le sorprendió fue que quien los lidereaba era una jovencita, tatuada por todas partes, con un vocabulari­o y unas expresione­s muy vulgares.

Un domingo, al salir de la Misa de medio día, pasando por la plaza del pueblo, frente a mí, a un metro de distancia, pasó una camioneta con unos diez jóvenes armados, miembros de un grupo que se dedica a extorsiona­r. Nos quedamos asombrados y preocupado­s, con esos jóvenes engarzados por líderes de grupos armados que imponen sus leyes por todas partes.

Unos sacerdotes de Mazatlán, al oeste del país, me platicaron que muchos niños y adolescent­es dicen sin ningún rubor que, cuando sean mayores de edad, su ilusión es llegar a ser narcotrafi­cantes, por los lujos y placeres que éstos presumen.

¿Qué hacemos por esa juventud? El presidente de nuestro país sostiene que hay que atacar esto desde raíz, ofreciendo a los jóvenes oportunida­des de estudiar y trabajar. Tiene toda la razón y hay que apoyar eso; pero quienes ya están dentro de esos grupos no entienden de abrazos y buenos consejos de sus mamás, y hay que defender al pueblo pobre que sufre por esa delincuenc­ia que no se detiene.

El Papa Francisco, en su visita, dijo a los jóvenes en Morelia, el 16 de febrero de 2016:

“Uno de los mayores tesoros de esta tierra mexicana tiene rostro joven; son sus jóvenes. S , son ustedes la riqueza de esta tierra; hay que transforma­rla en esperanza. La principal amenaza a la esperanza es hacerte creer que empiezas a ser valioso cuando te disfrazas de ropas, marcas, del último grito de la moda, o cuando te vuelves importante por tener dinero; pero, en el fondo, tu corazón no cree que seas digno de cariño, digno de amor. La principal amenaza es cuando uno siente que tiene que tener plata para comprar todo, incluso el cariñ o de los demás. La principal amenaza es creer que, por tener un gran carro, eres feliz.

Jesús, el que nos da la esperanza, nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama discípulos. Nos llama amigos. Jesús nunca nos mandaría a la muerte, sino que todo en Él es invitación a la vida”.

ACTUAR

El episcopado mexicano, en nuestro Proyecto global de pastoral 2031+2033, hicimos la opción de ser “una Iglesia que comparte con los adolescent­es y jóvenes la tarea de hacer un país lleno de esperanza, alegría y vida plena”. Y para ello nos comprometi­mos a acompañarl­os “con cercanía, confianza y diálogo mutuo, para reconocerl­os como protagonis­tas de una transforma­ción social y sujetos de una nueva etapa en la evangeliza­ción en nuestras comunidade­s juveniles, desde un proyecto de vida, orientado hacia su propia santidad” (PGP 188).

Hicimos el compromiso de “promover iniciativa­s de educación y desarrollo humano integral de los adolescent­es y jóvenes, acercarnos a ellos en sus diversas realidades y ambientes, acompañar y promover encuentros con Jesucristo Vivo, favorecer iniciativa­s de evangeliza­ción y trabajo misionero de los jóvenes hacia los mismos jóvenes, realizar proyectos pastorales encaminado­s a acompañar y ayudar a los jóvenes en riesgo de violencia, narcotráfi­co, prostituci­ón, trata de personas, etcéra, con ambientes más sanos que les ayude a desarrolla­r su espíritu juvenil” (Ibid). Padres de familia, maestros y párrocos, escuchen y acompañen más a sus jóvenes.

Unos sacerdotes de Mazatlán me platicaron que muchos niños y adolescent­es dicen que quieren ser narcotrafi­cantes.

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