“Nunca más, pobres en un país rico”
LIMA. Pedro Castillo, que salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga del magisterio, es el primer presidente sin lazos con las élites política, económica y cultural.
“No más pobres en un país rico”, repitió como mantra en esta campaña el abanderado de Perú Libre, un minoritario partido que se define como marxista leninista.
Así conquistó el sentimiento de indignación de millones de peruanos para superar, por estrecho margen, a la derechista Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.
De 51 años, Castillo nació en Puña, un pueblo del distrito de Chota, en la región norteña de Cajamarca, donde es maestro de una escuela rural desde hace 24 años. Es el tercero de nueve hermanos y sus padres son campesinos analfabetos. Es “el primer presidente pobre del Perú”, dice el analista Hugo Otero.
Su esposa es evangélica y él católico. En el patio de su casa hay un cuadro de Jesús rodeado de ovejas con la leyenda en inglés “Jehova is my shepherd” (Jehová es mi pastor).
Cita pasajes bíblicos cuando apela a su moral conservadora para rechazar el aborto, el matrimonio homosexual y la eutanasia.
Cajamarca es una región histórica: fue la tumba del imperio Inca y es una de las cunas del catolicismo en el país. En la plaza principal de la ciudad los españoles ejecutaron en 1533 al último emperador inca, Atahualpa, acusándolo de blasfemia por tirar la Biblia al suelo.