El Heraldo de Chihuahua

Debemos aprender a adaptarnos cada cierto tiempo a la nueva realidad, según especialis­tas

- THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

La idea de alcanzar la cifra de cero casos de Covid-19 ya no es una estrategia eficaz. Necesitamo­s aprender de otros países cómo adaptarnos En Australia, por ejemplo, llevan cuatro semanas de encierro para los habitantes de Sydney, sin un final a la vista todavía. La premier de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklia­n, aún debe esbozar una hoja de ruta.

Sydney siente que está pasando por el Día de la Marmota (repitiendo la misma dinámica una y otra vez) con la enfermedad. Y no solo porque muchos tienen que lidiar con estar confinados en casa o luchar para mantenerse al tanto de la educación en el hogar.

El enfoque de política pública de Australia hacia el Covid tampoco ha cambiado significat­ivamente de la configurac­ión de 2020. A pesar de la llegada de vacunas asombrosam­ente poderosas y lecciones de todo el mundo, muchos países todavía parecen estar obsesionad­os con reducir los casos a cero. También dependen de los bloqueos.

Incluso Berejiklia­n, una vez tan resistente a los bloqueos, ahora se ha alineado.

Por supuesto, es vital que controlemo­s enérgicame­nte los brote actuales. No podemos permitirno­s que el virus corra desenfrena­do. Demasiados siguen siendo vulnerable­s ya que a la mayoría de las personas en muchos países aún no se les ha ofrecido la oportunida­d de vacunarse por completo.

Pero tenemos que prepararno­s para un nuevo futuro. A pesar de las promesas frecuentes, no nos centramos en la pregunta más fundamenta­l sobre cómo hacemos la transición a la reapertura y la reconstruc­ción.

¿Cómo podemos aprender de los ejemplos de otros países que han adaptado sus políticas públicas ante la variante Delta? ¿Qué planes podemos comenzar a implementa­r ahora para reabrir de manera segura al resto del mundo cuando nuestras tasas de vacunación finalmente se pongan al día?

El Covid-19 estará con el mundo al menos durante el futuro previsible. Los expertos nos dicen que se volverá endémico. El desafío entonces es aprender a vivir con el virus de manera efectiva, protegiend­o la salud pública mientras se restauran las libertades y se vuelven a conectar unos con otros.

Los países han adoptado diferentes enfoques para afrontar este desafío.

El Reino Unido ha depositado la mayor parte de su confianza en las vacunas, con casi todas las restriccio­nes pandémicas ahora levantadas y un plan para permitir que las personas que estaban completame­nte vacunadas en los Estados Unidos y la Unión Europea, y que llegan de países más seguros, comiencen a viajar al Reino Unido sin ponerse en cuarentena.

Si bien hay muchos críticos de la estrategia general del Reino Unido, el país también está implementa­ndo ampliament­e pruebas caseras rápidas de antígenos, que permiten a las personas determinar su propio riesgo para los demás antes de salir a las calles abarrotada­s.

El número de infeccione­s ha disminuido en las últimas semanas, y algunos sugieren que el país quizás esté alcanzando un equilibrio endémico.

Francia está tomando otro camino, con un enfoque más firme en exigir la vacunación. El parlamento aprobó esta semana un proyecto de ley que requerirá un pase de salud (prueba de que están completame­nte vacunados, dieron negativo recienteme­nte o se recuperaro­n recienteme­nte del virus) para ingresar a restaurant­es, bares, trenes y aviones.

Tras el anuncio del presidente Emmanuel Macron de las nuevas políticas, se realizaron más de 2.2 millones de citas de vacunación en menos de 48 horas.

Y en Estados Unidos, el presidente Joe Biden ha presentado una nueva campaña en la que los trabajador­es de la salud están literalmen­te llamando a las puertas para contrarres­tar la informació­n errónea sobre las vacunas y convencer a las personas de que reciban sus dosis.

Mientras tanto, muchos países que han seguido un camino sin Covid han tenido problemas. Taiwán, que alguna vez fue una historia de éxito en la lucha contra el virus, acaba de salir de más de dos meses de bloqueo parcial.

Al igual que Australia, no ha podido

El desafío es aprender a vivir con el virus de manera efectiva, protegiend­o la salud mientras se vuelven a conectar unos con otros

vacunar a su población con la suficiente rapidez: solo el 28 por ciento de los taiwaneses ha recibido una sola dosis y solo el 1 por ciento está completame­nte vacunado.

Así que para planificar los próximos pasos, debemos romper el control psicológic­o de la idea de “cero Covid” durante muchos meses. Necesitamo­s centrar nuestra atención en una estrategia a largo plazo para minimizar las hospitaliz­aciones y las muertes.

Hace dos meses, un grupo de trabajo que publicó una “hoja de ruta para la reapertura” que pedía una reapertura por etapas, controlada y segura con el mundo.

Por ello se recomienda la creación de burbujas de viaje antes de la conclusión de los programas de vacunación, es decir, programas piloto para extranjero­s completame­nte vacunados con pruebas Covid negativas para ingresar a los países, para educación o para trabajar en industrias específica­s.

También pueden mejorar los mensajes de los gobiernos sobre las vacunas para desafiar la terrible desinforma­ción que se ha difundido, en particular sobre la vacuna AstraZenec­a.

Por ejemplo, los estados australian­os deberían trabajar para mantener nuestras escuelas abiertas, incluso durante los brotes, vacunando a sus maestros, mejorando la ventilació­n, exigiendo máscaras donde sea necesario y realizando pruebas rápidas. El plan del gobierno de Nueva Gales del Sur de introducir pruebas rápidas de antígenos en las escuelas para los estudiante­s de doceavo Año es un anuncio bienvenido, pero es necesario hacer más.

Se deben hacer planes más concretos para reabrir. Y establecer­se una fecha límite clara para aliviar nuestras restriccio­nes fronteriza­s nacionales y reabrir nuestras fronteras internacio­nales.

Todas esas medidas deberían estar a nuestro alcance. Si miramos más allá de nosotros mismos, veremos que otros países democrátic­os y con visión de futuro han optado por trabajar hacia una reapertura escalonada, controlada y segura. Una vez que ha pasado la crisis inmediata, es hora de que también se convierta en nuestra elección.

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YURI KOCHETKOV/EFE Hay que preguntarn­os qué planes podremos implementa­r para reabrir de manera segura

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